Los mercados están cambiando, no por una evolución natural, sino por un condicionamiento de los bancos centrales, de lo cual ya hemos hablado en repetidas ocasiones, asunto sobre el que volveremos debido a la especial transcendencia que tiene, las circunstancias económicas son distintas a las conocidas anteriormente, todo ha cambiado. Debemos prestar especial atención, a […]
Dirigentes Digital
| 23 jun 2015
Los mercados están cambiando, no por una evolución natural, sino por un condicionamiento de los bancos centrales, de lo cual ya hemos hablado en repetidas ocasiones, asunto sobre el que volveremos debido a la especial transcendencia que tiene, las circunstancias económicas son distintas a las conocidas anteriormente, todo ha cambiado.
Debemos prestar especial atención, a dichos cambios, ya que estamos viendo la desaparición de patrones que antes obedecían a un comportamiento simétrico o asimétrico dependiendo de los activos que comparáramos y servían como indicadores a la hora de valorar circunstancias económicas o incluso como indicadores avanzados a la hora de tomar decisiones.
Mención especial debemos hacer al oro, un activo que siempre se ve condicionado por factores externos, diferentes circunstancias y motivos. Analizando la demanda del mismo, ésta ha ido en decremento y en beneficio de otros activos, principalmente cuando la vaga memoria económica de la crisis ha ido desapareciendo. El mayor pico en términos de precio lo tuvimos en el verano del 2011 coincidiendo con la crisis de las hipotecas suprime en Estados Unidos tres años antes, pero con una confianza inversora realmente dañada a base de un panorama económico más desolador. Lo que provocaba una demanda excesiva, que producida por las leyes primarias de mercado un encarecimiento del metal.
Una inflación próxima al 6% en la economía norteamericana también era otro de los factores clave, sabiendo que este es un factor determinante para despertar el interés de los inversores, estos niveles los podríamos denominar como una hiperinflación al tratarse de un país desarrollado.
Las caída de un 40% desde ese máximo hasta el precio actual, viene por lo contrario que le hizo repuntar hasta dicho nivel, las políticas de estímulo monetario reducen de una manera importante las presiones inflacionistas, sitúan a la economía en niveles de deflación y genera activos mucho más atractivos que el metal precioso, el caldo de cultivo ideal para hacer caer con violencia la cotización del oro. Un dólar tremendamente apreciado, tampoco ayuda a un posible repunte del dólar.
Pero parece que hay luz al final del túnel, la irrupción de China como el mayor demandante de oro para intentar incluir su divisa en una de las más importantes a nivel mundial como moneda reserva ya que las reservas de oro son un condicionante básico para tener un respaldo, aunque no pase por su mejor momento económico, y haya revisado a la baja sus expectativas de crecimiento. También las previsiones alcistas de inflación generaran una demanda del metal precioso, pero aun no nos encontramos en unos niveles lo suficientemente altos como para que este motivo económico sea un condicionante para incrementar la demanda del oro y, por consiguiente, elevar su precio.
Jorge López es analista de XTB.