La peor parte se la lleva Brasil, inmersa en una tormenta perfecta de recesión, corrupción e, irónicamente, a las puertas del evento deportivo por excelencia: los Juegos Olímpicos. Lejos queda el año 2010 cuando Brasil crecía a tasas del 7,5% y se convertía en la locomotora económica de la región. La economía brasileña cayó un 3,8% […]
Dirigentes Digital
| 20 may 2016
La peor parte se la lleva Brasil, inmersa en una tormenta perfecta de recesión, corrupción e, irónicamente, a las puertas del evento deportivo por excelencia: los Juegos Olímpicos. Lejos queda el año 2010 cuando Brasil crecía a tasas del 7,5% y se convertía en la locomotora económica de la región. La economía brasileña cayó un 3,8% el año pasado y, según diversas proyecciones, la caída del PIB puede ser similar este año y registrar una contracción de cerca del 3,5 %.
Las últimas medidas anunciadas por el Gobierno, tras la destitución de Dilma Roussef, son bien vistas por el FMI sobretodo en lo que se refiere a la hoja de ruta para estabilizar su deuda.
Una deuda que vigilan de cerca las agencias de calificación, Fitch ha vuelto a rebajar un escalón la nota de la deuda brasileña, que ya había situado en ‘grado especulativo’, y la mantiene en perspectiva negativa. Los problemas de Brasil son varios…el desempleo y la inflación están entre ellos. Según el Banco Central la inflación este año alcanzará el 7%.
Las malas previsiones para la economía nacional se entremezclan con la crisis política que sufre el país y que, de acuerdo con la mayoría de especialistas, impide que Brasil encuentre un camino para salir de la recesión.
Por su parte México se ha visto obligado a recortar su previsión de crecimiento para este año a una horquilla de entre el 2,2% y el 3,2%, cuatro décimas por debajo de lo estimado en septiembre pasado. El ‘entorno adverso’ pasa factura a una economía que, en el primer trimestre, creció al 2,8%. Según los pronósticos más recientes del FMI, México tendrá que esperar hasta 2021 para registrar un avance del PIB superior al 3%.
Tras doce años de Kichnerismo, alejada de los mercados internacionales, acosada por los fondos ‘buitre’ que reclamaban el pago de su deuda, Argentina ha conseguido llegar a un acuerdo devolver el oxígeno a su economía. Según el presidente Mauricio Macri, la ‘transición económica’ que vive el país está resultando ‘dura’ para mucha gente. Según las últimas previsiones de Moody’s, la economía crecerá un 1,5%, con un aumento del paro y con una inflación que se situará en el 30%.
Un empleo que la oposición quiere garantizar por ley impidiendo a las empresas que despidan trabajadores. La conocida como ‘ley antidespidos’, sin embargo, ha sido vetada por el presidente Mauricio Macri mientras se acordaba el aumento del salario mínimo en un 33%.