Este restaurante es el resultado de la apuesta que hacen Álvaro Castellanos e Iván Morales, impulsores de Taberna Arzábal, por un elemento olvidado dentro del actual panorama gastronómico: el plato combinado. Con la idea de reinventar este mítico formato y elevar su valor nace este nuevo espacio, un homenaje al bar cafetería de hace años, […]
Dirigentes Digital
| 07 jul 2015
Este restaurante es el resultado de la apuesta que hacen Álvaro Castellanos e Iván Morales, impulsores de Taberna Arzábal, por un elemento olvidado dentro del actual panorama gastronómico: el plato combinado. Con la idea de reinventar este mítico formato y elevar su valor nace este nuevo espacio, un homenaje al bar cafetería de hace años, abierto durante todo el día y que servía este tipo de platos, para los Arzábal siempre asociados a un buen recuerdo.
En la carta se han replicado alguno de los platos combinados más clásicos, como el número 1: Huevos fritos, pimientos y patatas, aunque en su mayor parte se trata de aportaciones propias como un pollo picantón asado a la rotí con verduritas a la plancha y salsa romesco.
También se incluirán platos asociados a productos de temporada. Completan la carta otros platillos, generalmente un arroz, pasta, una carne o un pescado, a los que acompañar con otros sides de manera que cada comensal pueda personalizar su propio platillo combinado como mejor prefiera.
Arroz tailandés, ensaladilla, bastones de calabacín o salmorejo son algunos ejemplos de este tipo de acompañamientos. El espacio se divide en dos plantas, gran parte de la planta superior lo ocupará la barra, un espacio que en los locales de sello Arzábal acaba convirtiéndose en un lugar vivo y en continuo movimiento.
La oferta de vinos se agrupa en torno a vinos jóvenes y divertidos, que comparten protagonismo con la cerveza. Con una decoración que recuerda al universo extraterreste que le da su nombre, Lovnis, que nace de la combinación de Ovni con Love, amor en inglés- la vajilla empleada nos traslada, en cambio, a una época anterior.
Bandejas compartimentadas como de comedor de colegio, viejos platos Duralex y copas de metal conviven con otros objetos más innovadores como probetas. También un aire retro presentan los postres, que incluyen reediciones de algunos tan míticos para la generación de los Arzábal como el limón helado o la tarta Comtessa.