Según la carta del equipo gestor de Gesconsult, 2017 ha sido un año notable porque la recuperación económica ha continuado con un crecimiento al alza a nivel global. Todo ello con unas condiciones financieras favorables que han creado un entorno propicio para que se haya producido un crecimiento de beneficios robusto, lo que se ha terminado traduciendo en subidas de los mercados y a pesar de las múltiples fuentes potenciales de inestabilidad apenas ha habido volatilidad. Para 2018, tanto la situación macro como la de los mercados financieros continúa siendo buena y vamos a tener a las tres grandes zonas económicas (Estados Unidos, Europa y economías emergentes) creciendo a la vez, aunque en distintos momentos de sus respectivos ciclos económicos. En Europa, su ritmo de crecimiento seguirá siendo superior a su potencial, acompañado de creación de empleo y con los indicadores adelantados en los máximos de la última década. Las empresas no van a ser inmunes a esto y las previsiones de beneficios apuntan a crecimientos de dos dígitos en las compañías europeas para este año. Por otro lado, los bajos tipos de interés en Europa siguen siendo un viento de cola para las compañías europeas, al menos hasta que el mercado empiece a identificar esa dicotomía que cada vez nos parece más evidente entre la política monetaria del BCE y la situación macroeconómica de Europa. Para una bolsa como la española, este escenario es más que interesante. Por dos razones: La primera porque dentro del buen momento macroeconómico europeo, los países de la periferia se ven especialmente beneficiados. España continuará siendo uno de los países de mayor crecimiento de la zona euro. Países como Portugal o España, llevan ya unos años dentro de una especie de círculo virtuoso, generando crecimiento, empleo y ajuste de las cuentas públicas, al tiempo que han ganado en competitividad frente al resto de países de la Eurozona. En concreto en España los dos últimos años los datos macroeconómicos han estado solapados por una agenda política muy intensa. En 2018 esperamos que las empresas y sus resultados centren el protagonismo. La prima de riesgo de la Bolsa española –diferencial que mide si merece la pena estar en renta variable o estar en el bono español– se ha disparado porque ha aumentado el atractivo de las cotizadas por caídas de las valoraciones con unos beneficios por acción elevados de cara a 2018. En este contexto, vemos a España como una oportunidad en los próximos meses. La segunda razón es el origen global de los ingresos de las compañías españolas, que se benefician de ese crecimiento económico mundial del que hablábamos antes. La internacionalización de las compañías españolas es algo anterior a la crisis de 2007, siendo un movimiento que se ha incrementado en los últimos años, cuando la necesidad de abrirse al exterior se hizo aún más evidente. Por lo tanto, el momento de crecimiento económico de países como Brasil o Argentina debería tener un impacto significativo en una bolsa con tanta dependencia de Latinoamérica como la nuestra. Con este escenario de fondo, las ideas más ligadas al ciclo económico cobran mucho sentido a la hora de plantear una estrategia. El sector bancario, por ejemplo, debería beneficiarse de factores como puede ser la normalización monetaria, una recuperación de los volúmenes de crédito, un entorno regulatorio más benigno y la venta de activos morosos. Aquí buscamos valores que, viéndose beneficiados por la subida de tipos, tienen una segunda palanca de crecimiento. Bajo esta premisa nos gustan Santander, Bankia, CaixaBank y Unicaja. Continuamos con las papeleras, sector en el que nos gusta estar muy diversificados. El papel y el cartón, otro ejemplo, es un sector que se beneficia de la descompensación entre una demanda creciente y una oferta estable. Aunque las valoraciones están más ajustadas que hace un año, sigue habiendo excelentes compañías papeleras en España y Portugal, como Europac, Iberpapel o Altri. También hay otras compañías industriales que capitalizarán el buen momento macroeconómico global. Entre ellas, destacamos a Cie Automotive y Acerinox. Por último, la continuidad de la recuperación (en precios y número de transacciones) del sector inmobiliario también es una de las oportunidades que ofrece el mercado español, especialmente en aquellas compañías más centradas en suelo, como es el caso de Aedas. No podemos terminar sin hablar de los riesgos pues sabemos que será un año no exento de volatilidad. En el caso de España, la situación política en Cataluña es el principal. Es una situación de difícil solución y el mercado deberá acostumbrarse a vivir con ello, como ya de hecho lo está haciendo en este inicio de año. De hecho, el aumento del populismo a nivel global es otro factor a tener en cuenta. Otro tema a vigilar es la fortaleza del tipo de cambio Eurodólar, que puede drenar crecimiento a Europa si se dirige a niveles extremos y en los últimos meses se ha solapado con la mejora de los beneficios en Europa. También la normalización monetaria, o la anticipación de la misma, puede generar volatilidad en la renta fija y acabar afectando también a la renta variable. Hay que ser conscientes de que 2017 ha sido un año anormalmente poco volátil. Será difícil que volvamos a repetir un año así en 2018. En cualquier caso, hay argumentos suficientes para ser optimistas e interpretar los episodios de volatilidad, que seguramente los habrá, como oportunidades de compra. Desde Gesconsult pensamos que un entorno de mercado como el actual favorece la gestión activa. Gesconsult Renta Variable está posicionado para beneficiarse de estas oportunidades de inversión. Es un fondo cinco estrellas Mornigstar. El año pasado tuvo una rentabilidad de 19,82% frente al 7,40% del IBEX35 y acabó en el puesto número 4 del ranking. Destacar su consistencia pues ha demostrado la solidez de la estrategia en entornos muy diferentes de mercado. El fondo está en el primer cuartil de su categoría desde el principio del año y a 3, 5 y 10 años, siendo por tanto adecuado para cualquier entorno de mercado.