En plena temporada de resultados, los bancos están publicando sus balances anuales y las estrategias a seguir. La agenda está marcada por la transformación digital, pero el verdadero reto sigue siendo el capital. Parece que el sector ha dejado atrás la crisis financiera después de afrontar una salvaje reestructuración; antes de 2008 había más de […]
Dirigentes Digital
| 08 feb 2016
En plena temporada de resultados, los bancos están publicando sus balances anuales y las estrategias a seguir. La agenda está marcada por la transformación digital, pero el verdadero reto sigue siendo el capital. Parece que el sector ha dejado atrás la crisis financiera después de afrontar una salvaje reestructuración; antes de 2008 había más de 50 entidades, ahora hay 14 grupos bancarios, y millonarias provisiones. Según el Banco de España, desde 2008 los bancos españoles han absorbido cerca de 300.000 millones en provisiones y reservas, y todo ello para reforzar solvencia.
Para los bancos con el crack financiero todo cambió, los reguladores no quieren sobresaltos de entidades quebradas con nuevas turbulencias y las nuevas exigencias de capital son continuas. Como prueba de ello, todos los bancos ya han admitido el nuevo baremo de solvencia del famoso CET1 fully loaded, que exige a las entidades un ratio de capital de máxima calidad entre el 9 y el 10%, aunque no entrará en vigor hasta 2019 con la puesta en funcionamiento de Basilea III. Aunque hasta su implantación, se establecieron fases progresivas, ni el mercado ni las propias entidades las toman de referencia.
Como ejemplo de la importancia que la el sector, está Santander que ha comienzo de año lanzó una macro ampliación de capital de 7.500 millones para reforzar capital y cumplir con los objetivos fijados para 2019. La entidad presidida por Ana Botín cerró 2015 con la ratio CET1 fully loaded en el 2015, superando la exigencia regulatoria del 10% fijado por el BCE para la entidad. Ninguna entidad que publicado resultados ha desatendido este indicador. Bankinter lo mantiene al 11,4%, Popular a pesar de sus pésimos resultados lo ha elevado al 10,46% y el de CaixaBank se mantiene por encima del 11%.
Los bancos siguen progresivamente saneando balance para reducir la morosidad y fortalecer su posición. La entrada de la Unión Bancaria este año situando al BCE como supervisor único ha endurecido las exigencias. Desde Frankfurt no se para de insistir en una homologación de normativa para todo el sector europeo, como se vio en la evaluación reciente de los activos ponderados por riesgo, en las últimas pruebas de resistencia.
Entre las mayores preocupaciones se encuentra identificar la falta de rentabilidad estructural de los bancos. En un entorno complejo de bajos tipos de interés, al sector le cuesta ensanchar el margen de interés. De ahí la insistencia del supervisor europeo y de los reguladores nacionales de pedir mayor concentración. Son conscientes que la baja rentabilidad terminará erosionando la solvencia de las entidades a medio plazo y la solución más fácil es la integración de unas entidades con otras para ganar tamaño y aumentar ingresos. Las fusiones llevan a reducir gastos aumentando la eficiencia, gracias a las sinergias.
En las vueltas de tuerca de la exigencia de capital, se une la voluntad de los reguladores nacionales de adelantarse a los nuevos requerimientos. La Comisión Europea se ha fijado en 2018 una nueva normativa contable que estandarice los cálculos en todos los mercados. El Banco de España ha adelantado su implantación a junio de este año y afectará al método de calcular las provisiones crediticias. El nuevo criterio de provisiones apenas tendrá incidencia en entidades con una cartera de créditos de mayor calidad que implique una menor morosidad. Sin embargo, aquellas con la morosidad más elevada y peor calidad en sus préstamos se verán más afectadas. En definitiva, más capital.