Todos los analistas y expertos económicos que han opinado sobre el Brexit coinciden en un punto, la incertidumbre ante un panorama hasta ahora desconocido es el mayor de los riesgos. Los análisis y elucubraciones sobre las consecuencias que tendrá la separación de Reino Unido de la Unión Europea a medio y largo plazo llegan a […]
Dirigentes Digital
| 08 jul 2016
Todos los analistas y expertos económicos que han opinado sobre el Brexit coinciden en un punto, la incertidumbre ante un panorama hasta ahora desconocido es el mayor de los riesgos. Los análisis y elucubraciones sobre las consecuencias que tendrá la separación de Reino Unido de la Unión Europea a medio y largo plazo llegan a conclusiones diversas. Muchos son los que dudan de que el bajo nivel de riesgo en carteras que había en las semanas previas al referéndum cambie drásticamente a corto plazo, pero sí valoran la posibilidad de que la agitación política en la que los británicos se están viendo inmersos pueda reducir el atractivo de los activos de mayor riesgo. Los expertos inversionistas creen que serán los valores cíclicos los que más sufrirán la ‘oleada de ventas’, especialmente el sector financiero y energético, mientras que la industria sanitaria y las utilities se verán como activos seguros. Es decir, veremos una huida del riesgo en las inversiones hasta que no se empiece a ver una aplicación de medidas y más seguridad en las apuestas financieras. Simon Ward, economista jefe de Henderson, opina: “Es probable que la actual falta de visibilidad política y económica lleve a los inversores a reducir su exposición, lo que implica que los precios podrían caer aún más a corto plazo antes de que se produzca un repunte”. El problema es que, a diferencia del impacto inmediato en la economía global del colapso de Lehman Brothers, las repercusiones de Brexit pueden ser más lentas en el exterior, lo que provocaría que tardase en desaparecer el miedo a invertir en Reino Unido, con lo que puede llegar a sufrir una contracción económica a largo plazo de entre el 2,7% y el 7,7% en el período previo a 2030. Se trataría de casi 15 años en los que los expertos prevén incluso una posible desintegración del Reino Unido, dada la intención de Escocia e Irlanda del Norte de volver a formar parte de la Unión Europea. Caída de la libra Por otro lado, la depreciación que está sufriendo la libra (cayó a su nivel más bajo frente al dólar de EEUU desde 1985 con las noticias sobre los temores sobre el futuro de sus relaciones comerciales después de salir del mercado único) sitúa a Inglaterra en un nuevo escenario de comercio exterior. Tal y como opina Gero Jung, economista jefe y miembro del comité de inversiones de Mirabaud Asset Management: “A más largo plazo, el impacto económico es más incierto y, posiblemente, podría ser positivo, dada la libertad para negociar de forma proactiva los acuerdos de libre comercio”. La opinión de Jung plantea otra posibilidad, las oportunidades para Reino Unido de mejorar sus relaciones comerciales con el exterior. Al dejar se estar sujeto a las normas de la Unión Europea y con la depreciación de la libra las exportaciones podrían convertirse en una fuente importante de ingresos. También, algunas de las esperanzas que se plantean para los británicos vienen de la mano de las empresas privadas, quienes podrían apostar fuerte por invertir en Reino Unido aprovechando que la caída de la libra abarataría dichas operaciones. La subida del oro Por otro lado, los expertos opinan de las consecuencias hacia el exterior. El oro ha sido uno de los valores que más está subiendo tras el Brexit. Ante turbulencias en la Unión Europea y la inestabilidad de las divisas, sobre todo la libra, el oro se ha convertido en un valor seguro por el que apostar. Desde ETF Securities creen que “el oro podría subir hasta los 1.400 dólares”, teniendo en cuenta que ahora se mueve en el entorno de los 1.300 dólares, y que supone el mayor movimiento registrado desde enero de 2009. Los Bancos Centrales Respecto al papel que los Bancos Centrales y, en general, las organizaciones internaciones tendrán, se espera que hagan lo necesario para estabilizar el sistema financiero y puede darse algún tipo de respuesta coordinada. Es probable que la Fed y otros bancos centrales favorezcan políticas acomodaticias en caso de que el mercado acuse una notable debilidad. El Banco Central también tomará medidas si es necesario. Por su parte la Reserva Federal demorará aumentar tipos de interés al menos hasta el último trimestre este año. Mientras el Banco Nacional de Suiza ya ha intervenido el mercado de divisas para debilitar el franco suizo y a menos de 1,05 francos por euro puede considerar llevar los tipos de interés más en negativo. Mientras tanto, el Banco de Japón se enfrenta a un problema similar de recurrir a estímulo monetario adicional para debilitar la moneda. Puede ser el primer banco central en considerar “dinero de helicóptero” (directamente a los consumidores). Precedentes en el tratado Maastricht Sin embargo, ante tantas posibles consecuencias, opiniones, cábalas y especulaciones, la idea más llamativa tal vez haya sido la de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM. El economista ha planteado la posibilidad de que Reino Unido dé marcha atrás en su decisión, lo que supondría una oportunidad de reconsiderar su relación con la Unión Europea. Como precedente Paolini pone de ejemplo a Dinamarca, quien rechazó el tratado Maastricht en referéndum en 1992 (las acciones europeas cayeron 15%). Más tarde votaron unirse a la Unión Europea (con cláusulas de exclusión) en un segundo referéndum. Además esto supondría abrir la veda para iniciar una necesaria reforma de la banca europea.