El ritmo de la economía mundial alienta la inversión, una dinámica que no permanece ajena para los fondos soberanos. En el caso de España, el crecimiento económico superior a la media europea le está permitiendo atraer la atención de fondos internacionales. La inversión en España por medio de estos fondos se cuantifica en 36.400 millones […]
Dirigentes Digital
| 14 feb 2018
El ritmo de la economía mundial alienta la inversión, una dinámica que no permanece ajena para los fondos soberanos. En el caso de España, el crecimiento económico superior a la media europea le está permitiendo atraer la atención de fondos internacionales. La inversión en España por medio de estos fondos se cuantifica en 36.400 millones de euros, una muestra de la importancia que vienen adquiriendo desde 2010, cuando tenían escasa presencia en el país. Uno de los movimientos más destacados fue el de Singapur GIC y Hellman & Friedman, que invirtieron en la financiera Allfunds. Asimismo, Abu Dhabi Investment Corporation, JPMorgan, Swiss Life y Covalis adquirieron Naturgás. A nivel global, durante 2017 aumentaron los activos gestionados en un 4%, hasta alcanzar los 7,5 billones de dólares repartidos entre 92 fondos distintos. Sin embargo, aunque prolifera la aparición de este tipo de vehículos de inversión, los diez mayores fondos concentran el 75% de los activos, conforme a los datos que aportan IE Business School y el ICEX en su informe “Fondos Soberanos 2017”. China es el país con un mayor número de activos entre los diez más potentes del mundo, ya que acumula un total de cuatro fondos. De hecho, la mayor operación en el sector inmobiliario la protagonizó China Investment Corporation, que compró Logicor por 14.000 millones de dólares. A pesar de eso, el fondo soberano líder en el panorama mundial continúa siendo europeo. El fondo de Noruega superó el billón de dólares durante 2017, lo que reafirma su posición dominante. El informe destaca la entrada de Arabia Saudí en este mercado por medio de la refundación de Public Investment Fund, que incluye la creación del que pretende ser el mayor fondo de capital riesgo del mundo. Para lograrlo, la entidad ha puesto encima de la mesa la cantidad de 40.000 millones de dólares. El apetito inversor está relacionado con el sector inmobiliario, que a su vez depende en gran medida del desarrollo del comercio electrónico. De esa forma, los fondos han modificado su tradicional apuesta por rascacielos y hoteles. Así, la demanda se desplaza hacia la inversión en almacenes y naves industriales, y también en residencias de estudiantes, en especial en campus estadounidenses, británicos y alemanes. También destaca el crecimiento del interés por los activos verdes. Fondos de Noruega y Nueva Zelanda han retirado inversiones en empresas contaminantes, a la vez que otros fondos se interesan por proyectos de energías renovables, agricultura sostenible o startups relacionadas con la eficiencia energética.