En concreto, y según datos de Imantia Capital, los fondos monetarios registraron 600 millones de euros en nuevas suscripciones, y los de renta fija a largo plazo 80 millones de euros. El dato contrasta con la fuga de capital de los que hasta ahora eran los grandes protagonistas en la gama de las gestoras: los […]
Dirigentes Digital
| 02 mar 2016
En concreto, y según datos de Imantia Capital, los fondos monetarios registraron 600 millones de euros en nuevas suscripciones, y los de renta fija a largo plazo 80 millones de euros.
El dato contrasta con la fuga de capital de los que hasta ahora eran los grandes protagonistas en la gama de las gestoras: los fondos mixtos, que han sufrido la salida de 790 millones de euros en el caso de la renta fija y de 520 millones en el caso de renta variable. Las cifras superan incluso a los reembolsos netos registrados por los fondos puros de Bolsa, que ascendieron a 210 millones de euros en el segundo mes del año.
Febrero fue el segundo mes consecutivo de cifras positivas para los monetarios, unos productos que a principios del pasado año prácticamente habían desaparecido de la nueva oferta de las gestoras, empeñadas en ofrecer a sus clientes alternativas ante la escasa rentabilidad de los activos más conservadores. Pero los inversores prefieren ahora mantener su dinero sobreseguro a costa de reducir la posibilidad de mayores rendimientos.
En un reciente informe, expertos de Pioneer Investments insistían en que la atención debe centrarse este año "más en el rendimiento relativo y menos en el absoluto, y más en la rentabilidad ajustada al riesgo y menos en las rentabilidades totales". Pero explicaban que las oportunidades irán disminuyendo a medida que el ciclo avance, con lo que la necesidad de ser selectivo resultará más importante. "Dada la caída de las expectativas generales de rentabilidad, creemos que los inversores avezados deben considerar inversiones diseñadas para generar alfa adicional", explican.
Y es que manejar los niveles de riesgo en las carteras de inversión se ha vuelto imprescindible para lidiar con la volatilidad actual del mercado. Y la importancia de ajustar estos riesgos se ha vuelto vital para no perder la rentabilidad de la cartera en su conjunto.
Una fórmula que suelen emplear los gestores en renta variable, sobre todo los que realizan una gestión activa más a corto plazo, es la de identificar posibles soportes para sus posiciones, en la mayoría de las ocasiones a través de análisis técnicos.
En este escenario, gestionan el riesgo colocando órdenes de stop loss para evitar mayores complicaciones a las estimadas en sus inversiones. La operativa es sencilla: se compra un activo a un determinado precio y se pone freno a las pérdidas en un porcentaje del valor inicial, por ejemplo, el 10%, momento en el que se pondría en marcha la orden de venta de forma automática.
Sin embargo, para realizar este tipo de operaciones, el inversor debe tener muy en cuenta que lo primordial es conservar el capital, "por lo que hay que pensar en la cartera como un conjunto cuando se implementa la estrategia", explican en un reciente informe los analistas de Citi.