Los muros contra Trump

Donald Trump acaba de cumplir dos meses al frente del Gobierno estadounidense. Aunque eran muchos los que temían que con su llegada a la Casa Blanca colapsara el país, cayera la economía, y un sinfín de malos augurios, todo sigue casi igual. Puede decirse que los analistas mantienen sus previsiones a la alza para la económicas estadounidense, aunque las políticas implementados por Trump, que ha decidido gobernar a base de órdenes ejecutivas, hacen que la sombra de la incertidumbre siga planeando sobre el país, sobre todo, por sus políticas proteccionistas. “Las perspectivas económicas para 2017 y años posteriores se basan en dos factores clave: si los ambiciosos planes del nuevo gobierno favorables para las empresas y destinados a impulsar la inversión y el empleo estimulan el consumo y la inversión, y si el gobierno puede mantener las instituciones que han brindado a la economía de Estados Unidos una ventaja comparativa”, señalan los expertos de BBVA Research, que han revisado sus previsiones sobre la economía estadounidense al alza. “El aumento de la confianza de las empresas y el estímulo fiscal moderado impulsan el crecimiento real del PIB hasta el 2,3% en 2017 y el 2,4% en 2018”, señalan las previsiones de la entidad, para quien todavía existe una gran incertidumbre con respecto a la magnitud, la combinación, la eficacia y el alcance de las políticas económicas del gobierno. Desde la administración Trump se han propuesto medidas de estímulo fiscal y de desregulación en diversos sectores, lo que ha tenido una acogida positiva después de las elecciones. Desde la victoria de Trump, los tipos de interés a 10 años han aumentado en 63 puntos básicos hasta el 2,50%, lo que ha tenido un efecto de arrastre global, tanto en Europa como en los mercados emergentes. Dicho esto, el anuncio de medidas proteccionistas (retirada del acuerdo comercial TPP en Asia, muchas dudas acerca del TTIP con Europa y solicitudes de renegociación del TLCAN, con avisos anticipados de posibles aumentos en los aranceles), “podría perjudicar gravemente el comercio internacional a medio y largo plazo y afectar a la confianza en el futuro cercano, sobre todo fuera de Estados Unidos”, señala el informe. Lo cierto es que, desde que tomara posesión el pasado 20 de enero, Trump ha gobernado a base de órdenes ejecutivas, cerca de una veintena de acciones con las que ha hecho uso de su poder presidencial, pero algunas de las más controvertidas han tropezado con los tribunales. Revolución tecnológica La medida más criticada de Trump, aunque por el momento está paralizada legalmente, consiste en la prohibición de entrada al país de los ciudadanos procedentes de siete países de mayoría musulmana: Irak, Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia y Yemen. El pasado 16 de marzo debía haber entrado en efecto esta medida, pero dos jueces federales bloquearon su orden a nivel nacional. La orden se ha ganado al antipatía de grandes corporaciones, académicos y científicos. Como ocurriera durante su campaña, Silicon Valley se ha levantado en contra del nuevo presidente estadounidense, presentando documentos ante un tribunal federal de apelaciones, afirmando que el decreto presidencial les está perjudicando. Esta reclamación está respaldada por los dirigentes de 97 de las grandes firmas de tecnología estadounidenses como Google, eBay, Facebook, Microsoft, Uber o Netflix. Todos ellos están capitaneados por el CEO de Apple, Tim Cook. Los demandantes afirman que el decreto “entorpece la capacidad de las empresas estadounidenses de atraer gran talento; aumenta los costes de las empresas y les dificulta para competir en el mercado internacional”. “Los inmigrantes son los autores de muchos de los más importantes descubrimientos del país y son los fundadores de algunas de las empresas más innovadoras e icónicas”, añade el escrito, que sentencia que las restricciones migratorias llevarán a michas empresas a trasladar sus centros de operaciones fuera de Estados Unidos”. El primer paso hacia este camino lo ha dado Apple. El fabricante del iPhone se ha comprometido a construir dos nuevos centros de investigación y desarrollo en Shanghái y Suzhou en China, con una inversión de 508 millones de dólares. “Creo que es importante que China continúe abriéndose si lo desea”, afirmó Cook, en un discurso en el Foro de Desarrollo de China patrocinado por el gobierno. Una extensa carta publicada a principios de febrero en la revista Nature Biotech y firmada por fundadores y directivos de más de 150 empresas biotecnológicas estadounidenses se convirtió en la segunda gran ola de rechazo del tejido empresarial a las nuevas políticas anti inmigración del presidente. También las entidades financieras decidieron marcar distancia frente a las políticas de Trump, declarando públicamente su rechazo a la nueva medida. Por su parte, la cadena de cafeterías Starbucks no sólo expresó su total rechazo a la decisión del presidente, sino que además expresó su intención de contratar a uno 10.000 refugiados en los 75 países en los que opera. Xi Jinping, contra el proteccionismo China ha sido uno de los países más atacados por Trump desde que comenzara su campaña. El nuevo jefe del Estado amenazó con gravar fuertes aranceles a los productos chinos y acusó a Pekín de manipular su divisa para abaratar sus ventas al exterior de manera indebida. Estas palabras no sentaron demasiado bien al presidente chino, que en el Foro de Davos pidió abiertamente “decir no al proteccionismo” y seguir promoviendo el comercio y la inversión, ante la orientación proteccionista de las políticas del futuro gobierno estadounidense. Por su parte, el primer ministro del país asiático, Li Keqiang, también ha entrado en el debate advirtiendo que “China no quiere una guerra comercial con Estados Unidos”, pero si se llegara a desencadenar, las empresas más perjudicadas serían las estadounidenses. Keqiang aseguró que las inversiones y el comercio chino en Estados Unidos han permitido crear un millón de puestos de trabajo en el país americano a lo largo del último año. A principios de abril, según han confirmado ambos gobiernos, los presidentes Donald Trump y Xi Jinping se verán las caras en una reunión bilateral, donde tratarán varios temas de conflicto entre sus economías. Según el análisis de Banco Santander sobre inversión extranjera directa, China es el segundo país más atractivo para las compañías transnacionales. En 2016, los flujos de inversión extranjera directa en el país alcanzaron los 161.000 millones de dólares, sobrepasando los flujos de inversión entrante. Sin embargo, según los expertos de la entidad, este es un mercado atractivo, con un fuerte crecimiento, gran potencial de trabajadores y socios para compañías internacionales y con una base productiva de bajo coste. Todo esto, sumado a la importancia que han tomado en el país sectores con un alto carácter innovador, como telecomunicaciones, energía, medio ambiente, o directamente alta tecnología, puede convertir a China en un refugio para las inversiones y compañías que ‘huyan’ del efecto Trump. El Caribe, unido contra Trump Las economías latinoamericanas son otras de las ‘rebeldes’ que están tomando medidas para plantar clara al presidente de Estados Unidos. La intención del nuevo líder norteamericano de construir un muro en la frontera con México ha hecho que los países se unan contra sus políticas. El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez ha pedido a sus colegas del Caribe unirse para contrarrestar el impacto que la valla tendrá en la economía de toda la región. Rodríguez estima el impacto se dejará notar en la economía, pero también en la generación de empleos, los ingresos, la industria o el comercio. El presidente cubano  también llamó a la solidaridad frente a lo que consideró, “una propuesta irracional” por parte del presidente estadounidense. Los líderes cubanos no están muy desencaminados, ya que la economía mexicana se está resintiendo ante las iniciativas de Donald Trump. Sobre todo, lo está notando en cuanto a inversión extranjera, ya que varias automovilísticas como Ford o General Motos abandonaron su intención de invertir y construir nuevas plantas de fabricación de coches en el país, después de que Trump afirmara que si los vehículos no se fabricaban en suelo estadounidense tendrían que pagar un alto impuesto fronterizo. Dentro de este sector, también hay ‘rebeldes’ que no han cedido a las presiones del líder estadounidense. Estas compañías son BMW y Volkswagen (VW), ambas alemanas. Peter Schwarzenbauer, miembro del directorio de administración e BMW aseguró que la compañía mantendrá sus planes de abrir una planta en México en 2019, mientras que Habert Deiss, miembro de la junta de administración de VW declaró que la empresa no cambiará sus planes de producción por Trump. “México es uno de nuestros mercados más grandes”, manifestó, aunque enfatizó que el grupo también está haciendo inversiones significativas en Estados Unidos. España, ¿daños colaterales? La tensión entre México y Estados Unidos está afectando irremediablemente a grandes compañías españolas, que generan una importante parte de su facturación en el país latinoamericano. Este es el caso de BBVA y Santander, aunque Ana Botín explicó en la Junta General de Accionistas que confía en que el país siga creciendo. BBVA, por su parte, genera el 41% de su facturación en el país. Francisco González, presidente de la entidad ha criticado abiertamente a aquellos países que limitan el libre comercio y el movimiento de personas, además de coartar la iniciativa privada para proteger producciones o empleos locales. Para González, “este no es el camino para generar riqueza”. OHL también está en el punto de mira, al tener una exposición del 49$ a México. Lo cierto es que, aunque no se ha confirmado que este sea el motivo, desde le nombramiento de Trump otras dos entidades españolas han decidido deshacerse de parte de sus activos en Estados Unidos. Sabadell vendió su negocio de banca comercial en el país por unos 1.000 millones de euros, y afirmó que a partir de ahora apostará más por Reino Unido y México como plataformas de crecimiento en el mercado internacional. Mientras, Banco Popular ha reactivado la venta de su filial en Estados Unidos, TotalBank. Fuera del sector financiero, Iberdrola es una de las primeras empresas españolas en notar los efectos del nuevo presidente. En su informe anual de 2016, la energética española da por hecho que Trump liquidará el Clean Power Plan (CPP), diseñado por Barack Obama, que suponía una inversión de 8.500 millones de dólares al año hasta 2013. Presumiblemente, parte de esta inversión iría a parar a la compañía española, que obtiene el 31% de sus beneficios en Estados Unidos, donde es el segundo productor eólico.