El informe mensual del Banco Central Europeo correspondiente al mes de Octubre de 2014 se muestra algo inconsistente. Todo parece indicar que la munición que el artífice de la política monetaria europea va teniendo a mano es cada vez más escasa y sin embargo las posibilidades de una recuperación sostenida en las condiciones actuales se […]
Dirigentes Digital
| 14 oct 2014
El informe mensual del Banco Central Europeo correspondiente al mes de Octubre de 2014 se muestra algo inconsistente. Todo parece indicar que la munición que el artífice de la política monetaria europea va teniendo a mano es cada vez más escasa y sin embargo las posibilidades de una recuperación sostenida en las condiciones actuales se van diluyendo. Podríamos decir que la lectura de este informe puede producir cierta inquietud.
Comienza el informe haciendo referencia a que las condiciones para una recuperación lenta de la eurozona todavía se mantienen. Sin embargo, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial casi de manera simultánea, publican sus estimaciones de crecimiento con sustanciales recortes respecto a las anteriores. Bien es cierto que estas entidades supranacionales no gozan precisamente de gran prestigio ni se caracterizan por la bondad de sus predicciones, pero en lo que todos coinciden, no sólo estas entidades, es que la actividad económica a nivel global se ralentiza, por tanto, difícilmente se puede sostener que las condiciones se mantienen inalterables .
En el fondo de la trama, desde mi punto de vista, se encuentra el cambio de ciclo de la economía estadounidense. Acaban de terminar con precisión la política de estímulos denominada Quantitative Easing y se empiezan a barajar fechas para ajustar al alza los tipos de interés. Independientemente de cuándo se produzcan estas subidas de tipos, los mercados la esperan para mediados del año próximo, lo que tenemos que tener en cuenta es que estos cambios de ciclos de la economía de la primera potencia del mundo provocan fluctuaciones, incertidumbre y volatilidad en los mercados.
Los efectos más claros se dejan ver en los precios de las materias primas que desde ya algún tiempo vienen moviéndose a la baja y que a su vez afectan negativamente a las economías de países emergentes que dependen en gran parte de la exportación de estos productos. Si a esto le unimos el encarecimiento en la financiación que empresas de estos países sufren ya que se endeudan en dólares norteamericanos, la tormenta perfecta está creada.
En Europa, sin embargo, los deberes no se han hecho debidamente y su economía sigue dependiendo de una locomotora que se sigue negando tozudamente a andar más rápido y que ahora ve como sus exportaciones, el combustible con el que se mueve, van cayendo al disminuir la demanda de países emergentes sin que sean compensada por sus compañeros de aventura europeo a los que no ha permitido salir del agujero en el que se encuentran o encontraban, dependiendo del caso, sin tener hecho lo que considera sus deberes,
Los intentos del Banco Central Europeo de estimular la economía nunca tendrán el efecto deseado si no se acompañan de políticas presupuestarias acordes, que no precisamente tienen que ser en todos los casos de contención del gasto.
Hablaba el Banco Mundial en su informe de la repercusión que la epidemia de Ébola está teniendo en la economía mundial, tratando el tema en mi opinión y sin por supuesto obviar su lamentable trascendencia como drama humano, de manera exagerada. Los efectos en la economía del mundo de esta epidemia seguirán siendo muy localizados y no afectará más que de manera coyuntural a los mercados. La pandemia que ha tenido un efecto devastador en el sistema económico no es de carácter patológico sino político y no es otra que la falta de visión de los dirigentes , en este caso europeo, que siguen a día de hoy mirándose en el espejo como narcisos embelesados de su propia grandeza y son incapaces de darse la vuelta para ver lo que ocurre con millones de desempleados que luchan impotentes por conseguir un medio de vida.