La Sección Primera de la Sala de lo Penal condena a 11 de los 13 exdirectivos de la empresa filatélica Afinsa por delitos de estafa agravada, insolvencia punible, delito continuado de falseamiento de las cuentas anuales, blanqueo de capitales y delito contra la Hacienda Pública a penas que en los casos más graves alcanzan los […]
Dirigentes Digital
| 27 jul 2016
La Sección Primera de la Sala de lo Penal condena a 11 de los 13 exdirectivos de la empresa filatélica Afinsa por delitos de estafa agravada, insolvencia punible, delito continuado de falseamiento de las cuentas anuales, blanqueo de capitales y delito contra la Hacienda Pública a penas que en los casos más graves alcanzan los 12 años de prisión.
Las penas más altas se imponen al expresidente de Afinsa, Juan Antonio Cano Cuevas (12 años y 10 meses) y a los exdirectivos Albertino de Figueiredo (11 años), Carlos de Figueiredo (11 años y 11 meses). Vicente Martín Peña ( 11 años y 6 meses) y Emilio Ballester López ( 10 años y 3 meses). Además, junto a Joaquín Abajo Quintana, son condenados a indemnizar en la cantidad de 2.574 millones de euros, de forma conjunta y solidaria, a los 190.022 afectados.
El tribunal absuelve a Francisco Blázquez Ortiz Y Ramón Egurbide de los delitos de los que estaban acusados.
La magistrados concluyen que Afinsa es una de las "estafas más relevantes conocidos por nuestros tribunales". El ponente de la sentencia, Ramón Sáez argumenta cómo Afinsa era un negocio inviable, puesto que carecía de sentido económico. La falta de valor de los lotes de sellos en el mercado exterior, único donde el bien puede ganar liquidez, hacía ilusoria la idea de que soportaban económicamente la inversión del cliente".
La filatelia de Afinsa, según concluye el Tribunal, tenía un ínfimo valor en el mercado, muy inferior al precio de venta y recompra que figuraba en los contratos. Las estampillas no volvían al mercado. En muchos casos eran de muy baja calidad y bajo precio, eran falsos o estaban manipulados, o tenían un ínfimo valor porque eran productos sin demanda como pruebas de imprenta, bocetos o propaganda.
Cuanto más crecía la actividad de Afinsa, mayores eran las pérdidas. El negocio se mantenía porque la estrategia de ventas funcionaba, gracias a una red comercial altamente retribuida y distribuida en 716 delegaciones que debía acreditar una producción mínima. Estos agentes comerciales conseguían reproducir la operativa, atrayendo a nuevos clientes que se incorporaban a los ya vinculados con Afinsa y cuyas aportaciones respondían a las deudas contraídas, como en una estructura piramidal.