La compañía Uber acaba de incluir Madrid entre la selección de ciudades donde su servicio está disponible. La aplicación de móvil, que llegó a Barcelona el pasado abril, ha desatado un conflicto con el sector del taxi, que se ha movilizado contra un servicio que considera competencia desleal. El servicio que se ofrecerá en Madrid […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2014
La compañía Uber acaba de incluir Madrid entre la selección de ciudades donde su servicio está disponible. La aplicación de móvil, que llegó a Barcelona el pasado abril, ha desatado un conflicto con el sector del taxi, que se ha movilizado contra un servicio que considera competencia desleal.
El servicio que se ofrecerá en Madrid es UberPop, el mismo que ya funciona en la Ciudad Condal. En la página web de Uber ya se muestran, entre otras cosas, las tarifas que ofrecerá la compañía. ‘Moverse por la ciudad’ con Uber tendrá un coste de una tarifa base de 1 euro, a la que habrá que sumar 0,15 céntimos por minuto o 0,65 por kilómetro. Además, la tarifa mínima por trayecto será de 3 euros, independientemente de que por kilómetros o tiempo no se llegue a esta cifra.
Como funciona Uber
Uber es una aplicación para el móvil que detecta la ubicación del usuario usando el GPS de tu teléfono y le conecta con el conductor más cercano. Incluso, si el cliente no sabe la dirección exacta, no pasa nada, porque el coche si sabrá donde está situado. Cuando se solicita un viaje, el cliente podrá localizar su conductor a través de un mapa, y así saber el tiempo que tardará en llegar aproximadamente. Además, aunque hay unas tarifas establecidas para cada ciudad, la aplicación permite introducir el lugar de recogida y el de destino, y pedir un presupuesto personalizado, e incluso negociarlo. Además, Uber también ofrece la posibilidad de viajar sin dinero en efectivo, ya que el pago puede realizarse a través de la tarjeta de crédito registrada en la aplicación, y recibir una factura al correo electrónico.
Pero sin duda, lo más atractivo de esta aplicación es su precio, ya que reduce significativamente la cantidad a pagar, con respecto a los taxis tradicionales. Estos taxistas, reunidos en asociaciones, ya han llevado a cabo diversas protestas contra esta aplicación y otras similares, como Blablacar. Sin embargo, Uber afirma que la regulación sí permite la remuneración a un particular que efectúa un servicio de transporte siempre y cuando solo sirva para costear gastos. la compañía fija este listón está en los 30 céntimos por minuto o los 75 céntimos por kilómetro, de los cuales un 20% van a aparar a la plataforma tecnológica.
Los taxistas, en pie de guerra
Julio Sanz, presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid ha hablado para DIRIGENTES y ha querido recalcar que: "Uber es un servicio ilegal", con prácticas incluso mafiosas". Para explicar esto ha afirmado que la Federación ha tenido acceso a un documento en el que se dejan entrever estas prácticas, en uno de sus planes futuros. "El documento cita textualmente que uno de sus propuestas es comprar instituciones madrileñas", ha añadido.
"Nosotros ya teníamos conocimiento de que esto iba a pasar y de que Uber se iba a implantar en la ciudad, pero no hemos recibido ayuda por parte de la administración, únicamente llamamientos a la tranquilidad. La administración nos decía que tenían todo preparado y medios para evitar que Uber comenzara a circular en Madrid".
Evidentemente esto no se ha cumplido, y desde la Federación Profesional del Taxi de Madrid afirman que esperan que la administración actúe contra Uber, y de no ser así, parecerá que finalmente, han aceptado algún tipo de ‘presiones’ por parte de la compañía creadora de la aplicación. Por último, Sanz ha remarcado que, por parte de la Asociación se interpondrán todas las denuncias y recursos legales que estén en su mano.
Habrá que esperar para ver la acogida que el servicio tiene en España, pero sin duda, el lanzamiento de Uber en Madrid, es una mala noticia para las asociaciones de taxistas, que podrían volver a salir a la calle para protestar contra este servició e intentar, mediante acciones legales, llegar a su prohibición.