El pasado mes de enero el gigante brasileño Petrobras anunció su nuevo plan de reestructuración para dejar atrás los malos resultados económicos cosechados en 2015, lastrada por el parón económico del país y por el escándalo de corrupción que le afecta de manera directa. De momento, el plan no se traduce en números positivos y […]
Dirigentes Digital
| 13 may 2016
El pasado mes de enero el gigante brasileño Petrobras anunció su nuevo plan de reestructuración para dejar atrás los malos resultados económicos cosechados en 2015, lastrada por el parón económico del país y por el escándalo de corrupción que le afecta de manera directa. De momento, el plan no se traduce en números positivos y Petrobras anuncia pérdidas de 1.200 millones de dólares frente al beneficio de 5.393 millones del mismo período de 2015. Su ebitda alcanza 6.055 millones.
El escándalo de corrupción conocido como ‘lava-jato’, la caída del precio del petróleo y la fuerte depreciación del real frente al dólar han formado un cóctel explosivo que ha multiplicado sus costes operacionales. La corrupción ha dejado un agujero en sus cuentas de 2.000 millones de dólares, desviados por una red de corrupción destapada en 2014.
Estos números suponen un quebradero de cabeza más para la petrolera que el año pasado ya reconoció pérdidas récord de unos 10.000 millones de dólares. En este marco, el presidente de la compañía, Aldemir Bendine, presentó el pasado mes de enero el nuevo modelo de gestión y dirección con el que se pretende reducir costes en unos 517 millones de dólares.
Asimismo, el plan de desinversiones de la petrolera iniciado el año pasado contempla la venta de diversos activos de la compañía por valor de 15.100 millones de dólares a lo largo del año. De hecho, la estatal anunció a principios de este mes la venta de sus activos en Argentina y Chile. Los activos en Argentina fueron vendidos a Pampa Energía a cambio de 892 millones de dólares y los de Chile, al fondo Southern Cross por un valor de 490 millones de dólares.
Petrobras podría, además, sustituir a su presidente como consecuencia del cambio de Gobierno brasileño. De producirse finalmente la salida de Bendine, Petrobras, tendría su tercer presidente en menos de un año y medio, tras la renuncia de Graça Foster en febrero de 2014, acosada por el escándalo de corrupción.