Tener una buena idea no basta para que un negocio funcione, también hay que saber venderla y destinar el equipo necesario a su correcto desarrollo. Compañías como Google o Facebook saben de la importancia de estas máximas empresariales, sin embargo, Microsoft ha tenido que aprenderlo a las malas. Las tres compañías tecnológicas pugnan por ser […]
Dirigentes Digital
| 26 ene 2016
Tener una buena idea no basta para que un negocio funcione, también hay que saber venderla y destinar el equipo necesario a su correcto desarrollo. Compañías como Google o Facebook saben de la importancia de estas máximas empresariales, sin embargo, Microsoft ha tenido que aprenderlo a las malas.
Las tres compañías tecnológicas pugnan por ser quien cambie o revolucione la vida de los usuarios. Compiten por ser las primeras en lanzar una nueva aplicación o software que triunfe y sea acogido de la mejor manera. El problema de Microsoft es que ha hasta ahora sus investigaciones más prometedoras nunca las llegó a desarrollar del todo hasta que un competidor se le adelantaba.
Desde la década de los 90, cuando lanzaron los primeros programas de mapas digitales y mostraron TerraServer, Microsoft no se adelanta y anuncia un nuevo programa antes que las demás compañías. Este nuevo siglo XXI se ha dedicado a crear deprisa y corriendo copias de los lanzamientos de empresas como Google.
Un claro ejemplo fue el debut de Google Maps. Cuando este apareció en 2005, Bill Gates se apresuró a mandar construir su propia versión poniéndole un plazo de 100 días a sus desarrolladores.
Según trabajadores de Google, su éxito se debe a que los departamentos de desarrollo e investigación no están aislados. Conviven en una constante comunicación con marketing y ventas, gracias a lo que saben si desarrollar el proyecto que tienen pensado o si deben buscar otro porque no será bien acogido por los usuarios.
De igual manera Facebook busca un ‘feedback’ con los usuarios de sur de social para saber si van bien encaminados a la hora de empezar un nuevo proyecto.
Microsoft, en concreto su máximo dirigente Satya Nadella, se ha propuesto acabar con esta constante de ir a remolque de lo que los competidores sacan al mercado. En febrero de 2014 anunció que desarrollarían el reconocimiento de voz y la inteligencia artificial para traducir una conversación en vivo a otro idioma aplicado a Skype. Tras hacerlo público le puso de plazo tres meses a su equipo de desarrollo para poder presentar el proyecto e su próxima aparición pública.
Esta nueva manera de actuar choca con la manera de trabajar que se conocía hasta el momento en Microsoft. Para derribar los muros entre su grupo de investigación y el resto de la compañía, una de las causas de que las demás compañías les adelanten, Microsoft reasignó cerca de la mitad de su personal de más de 1.000 investigaciones en septiembre de 2014 para un nuevo grupo llamado MSR.
La nueva metodología de trabajo impulsada por su dirigente está empezando a dar sus frutos. Skype y otros servicios se han beneficiado de la reciente transformación. Ahora incluyen herramientas de productividad en la nube de Office, el buscador Bing se ejecuta con servidores más rápidos y eficientes, y los HoloLens auriculares de realidad aumentada también han recibido un impulso.
Desde la compañía creen que esta revolución en Microsoft ayudará a estar en cabeza. Por ahora parece que así será, dado que esta vez no son ellos los que desarrollan contrarreloj un programa creado por la competencia para no quedarse fuera del mercado. Con su Skype Translator han obligado a Facebook a empezar a desarrollar Facebokk M, un asistente conversacional que usa inteligencia artificial para traducir las conversaciones a un idioma para aplicarlo en Facebook Messenger.
Esta vez Microsoft ha sido más rápido, aunque veremos si es una excepción o realmente consigue estar por delante de Google y Facebook tal y como su dirigente Satya Nadella pretende.