Los bajos tipos han llegado para quedarse es el mantra que se repiten gestores e inversores, es más, los que están por debajo de cero ya han dejado de ser ‘rara avis’ y también el mercado debe acostumbrarse a ellos, por lo que la ‘caza y captura’ del retorno se recrudece. Sin embargo, los retos […]
Dirigentes Digital
| 09 jun 2016
Los bajos tipos han llegado para quedarse es el mantra que se repiten gestores e inversores, es más, los que están por debajo de cero ya han dejado de ser ‘rara avis’ y también el mercado debe acostumbrarse a ellos, por lo que la ‘caza y captura’ del retorno se recrudece. Sin embargo, los retos que deben afrontar los activos financieros son muchos y la incertidumbre ‘campa a sus anchas’.
Así, a pesar de que los datos macro de la Zona Euro han mejorado relativamente y el BCE se mantiene en modo ‘esperar y ver’, pero la cercanía del referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea (UE) han impulsado la demanda de ‘refugios seguros’, movimiento reflejado tanto en la rentabilidad del bund como en la de su homólogo estadounidense (a pesar del tono más ‘duro’ de la Fed).
Por otra parte, diversos indicadores muestran que los bancos de la periferia podrían haber estado incrementando sus adquisiciones de deuda de países ‘core’.
Capital Economics reconoce que la rentabilidad del bono a diez años germano puede caer por debajo de cero si sigue creciendo la demanda de ‘refugios’. El Brexit es el principal temor, pero también las preocupaciones por la ‘salud’ de la economía de China.
Ahora bien, no cree que estos ratios se mantengan durante "un periodo prolongado de tiempo", pues más allá de un BCE ‘acomodaticio’ al menos hasta finales de 2017 (y que anuncie más estímulos tan pronto como después del verano), no creen que los tipos sigan en negativo en cinco años, algo que sí esperan en Japón o Suiza (siete u ocho años estiman) donde la rentabilidad negativa ya es una "característica".
Además, recuerdan estos expertos, existen otra serie de factores que pueden trabajar en la dirección opuesta: como el incremento de la yield del diez años estadounidense que esperan cuando la inflación ‘obligue’ a los inversores a reconsiderar sus perspectivas sobre la política de la Reserva Federal.