La Reserva Federal ha subido este mes de diciembre el precio del dinero por primera vez en casi una década y tras siete años en cero y, de momento, no se ha desatado ninguna tormenta financiera. Su presidenta Janet Yellen dejó bien claro que este ciclo alcista sería gradual, nada de repuntes automáticos, y totalmente […]
Dirigentes Digital
| 23 dic 2015
La Reserva Federal ha subido este mes de diciembre el precio del dinero por primera vez en casi una década y tras siete años en cero y, de momento, no se ha desatado ninguna tormenta financiera. Su presidenta Janet Yellen dejó bien claro que este ciclo alcista sería gradual, nada de repuntes automáticos, y totalmente dependiente de los datos, e inversores y gestores han comprendido que este movimiento es una muestra de la fortaleza de la economía, y que las condiciones monetarias seguirán siendo laxas.
Por el contrario, la rebaja del tipo de depósito, la ampliación de la duración del tamaño programa de compras de deuda, la reinversión el principal a su vencimiento en más QE y la inclusión de deuda regional y local, anunciadas por el Banco Central Europeo (BCE) no convencieron, por mucho que sean medidas que hasta hace apenas dos años eran impensables.
Y es que, la autoridad monetaria de la Zona Euro no sólo no cumplió los deseos de los mercados, si no que la rueda de prensa de Draghi supuso una "una segunda frustración al evitar crear nuevas expectativas: el euro fue citado de pasada, se mantuvieron básicamente las perspectivas de crecimiento e inflación, se pidió tiempo para valorar la bondad de las medidas tomadas, se evitó hablar de la situación de la banca (y de los préstamos fallidos, algo que sí fue recurrente en las comparecencias anteriores) y no se hizo mucho énfasis en los riesgos para el escenario", explica el estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano. De hecho, apenas un día después, y en las comparecencias posteriores, el presidente se ha afanado en reiterar que harán lo que sea necesario y que tienen las "armas" listas…
Asimismo, inversores y gestores se dieron cuenta de que la la férrea disidencia alemana sigue ahí, "ante las dudas sobre el argumento económico para implantar nuevos estímulos y las objeciones a la transferencia de ingresos de los bancos del núcleo de la región hacia los periféricos, que implica un mayor recorte en el tipo de los depósitos", en palabras de Simon Ward, economista jefe de Henderson Global Investors.
Sin embargo, desde Capital Economics advierten que "no hay lugar para la complacencia". Aún cuando prevén que la Fed tenga que subir los tipos más rápido de lo que actualmente espera el mercado, anticipando que el euro podría debilitarse más en su cruce frente al dólar, incluso por debajo de la paridad, con los efectos positivos que esto tendría tanto en el crecimiento como en la inflación de la Zona Euro.
Y es que, recuerdan, tanto la experiencia de anteriores ciclos alcistas en Estados Unidos como la reacción adversa a la reunión del BCE de diciembre "subrayan el hecho de que las autoridades de la región no pueden simplemente sentarse y esperar a que las acciones de la Fed den en el clavo. Si las rentabilidades de la Zona Euro repuntan más o el euro no logra caer, la autoridad monetaria tendrá que moverse aún más en dirección contraria a la Fed".