Se la conoce como tierra del Hobbit, las vacas y los kiwis, pero el potencial de Nueva Zelanda va mucho más allá de paisajes idílicos para rodajes de cine o su músculo mundial en el mercado lácteo. Por ejemplo, ¿sabía que las empresas de aplicaciones de software la consideran el mejor laboratorio para probar aquellos […]
Dirigentes Digital
| 22 sep 2015
Se la conoce como tierra del Hobbit, las vacas y los kiwis, pero el potencial de Nueva Zelanda va mucho más allá de paisajes idílicos para rodajes de cine o su músculo mundial en el mercado lácteo. Por ejemplo, ¿sabía que las empresas de aplicaciones de software la consideran el mejor laboratorio para probar aquellos productos que quieren lanzar? El hecho de ser un mercado pequeño (4,5 millones de habitantes y un PIB de 185.000 millones de dólares) y relativamente aislado (el país más cercano es Australia, y está a 2.000 kilómetros) hace que, si algo no funciona entre los consumidores locales, para las firmas tecnológicas que están probando novedades sea más sencillo dar marcha atrás o introducir mejoras de forma discreta. Facebook así lo hizo, ofreciendo durante un tiempo un servicio de mensajes que desaparecían, al estilo de Snapchat, y una herramienta de pago por la que los usuarios podían dar más visibilidad a sus actualizaciones. No funcionaron, y nunca salieron de Nueva Zelanda.
Renta alta, riesgo cero. Calificaciones de inversión que oscilan entre la AAA y la AA+. Y el segundo mejor puesto en el ránking Doing Business 2015 que publica el Banco Mundial, por detrás de Singapur. Nueva Zelanda es un entorno previsible para trabajar que además ofrece una elevada seguridad jurídica: en 2012 se llevó el primer puesto de la lista de Transparencia Internacional por su falta de corrupción.
Durante años, además, el país creció por encima de la media de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), aunque en 2008 su economía sufrió un varapalo doble: por un lado, la crisis global; por otro, una oleada de sequía que terminó de castigar a su sector agrícola y ganadero. Tres años más tarde llegaba la recuperación, primero moderada, y luego a velocidad de crucero. En 2014 el país creció al 2,4% debido fundamentalmente al despegue de la construcción (11,7%) y del sector agrícola (5,9%), según datos oficiales.
Ahora el crecimiento ronda el 3% de media, apoyado por los tipos de interés bajos, la inmigración, la construcción y el descenso del precio del petróleo. La capital, Wellington, ha conseguido mantener la inflación en niveles bajos (en 2014 fue del 1,3%) y dentro de la banda de fluctuación del 1-3% establecida por el banco central (Reserve Bank of New Zealand o RBNZ). Desde el verano pasado el RBNZ ha ido subiendo paulatinamente los tipos de interés del 2,5% en abril de 2009 para capear la crisis hasta el 3,5% de febrero de este año. Hace un mes, la caída en los precios de la leche (que implican pérdidas de puestos de trabajo en un país que depende tanto de ese sector) llevó a un nuevo recorte de tipos hasta el 3,25%.
Puede leer el reportaje completo en la revista DIRIGENTES del mes de septiembre.