La vitalidad de las pequeñas empresas y microempresas es una cuestión fundamental, en particular para las economías con una fuerte dependencia de las mismas. En Latinoamérica representan el 90% del tejido productivo, con un total de 57 millones en la región. Por ejemplo, en Guatemala, las Mipymes representan el 93% de las empresas. En el […]
Dirigentes Digital
| 08 mar 2018
La vitalidad de las pequeñas empresas y microempresas es una cuestión fundamental, en particular para las economías con una fuerte dependencia de las mismas. En Latinoamérica representan el 90% del tejido productivo, con un total de 57 millones en la región. Por ejemplo, en Guatemala, las Mipymes representan el 93% de las empresas. En el conjunto de Latinoamérica, estas empresas generan seis de cada diez empleos. En ese sentido, suponen una importante fuente de intercambio comercial con España. Las exportaciones españolas durante 2017 se elevaron a 5.300 millones de euros, mientras que las importaciones desde el sur del continente americano ascendieron a 17.000 millones de euros, un 25,5% más que durante 2016, tal y como se ha explicado en el marco del II Foro Iberoamericano de la Mipyme. A pesar de que ayudan a crear una gran parte de puestos de trabajo, no contribuyen de la misma forma en el crecimiento de la economía. En Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), especifica que la producción de las Mipymes representa el 35% del Producto Interno Bruto, según los datos que recoge el Instituto Nacional de Contadores Públicos. A medio plazo, según el presidente del Consejo de Empresarios Iberoamericanos, Antonio Malouf, las mipymes resultarán esenciales para el tejido empresarial de la zona. De hecho, Malouf considera que serán el motor de crecimiento en la creación de empleo y en el establecimiento del modelo productivo del futuro. Alcanzar estos retos necesita una apuesta clara por la innovación y por el emprendimiento, de forma que se favorezca el clima de inversión. En la misma línea el presidente de CEOE considera fundamental que las pequeñas empresas sigan desarrollándose. “Somos conscientes del papel crucial que desempeñan las Mipymes en la economía de nuestros países, como motores de crecimiento, innovación y empleo”, afirma Juan Rosell. Por otra parte, invita a las instituciones políticas a respaldar a las empresas pequeñas para que se conviertan en compañías medianas consolidadas. Además, Rosell considera que la clave para que estas empresas avancen pasa por la implantación de métodos de trabajo basados en la digitalización y en los nuevos modelos de negocio. Para ello, una de las conclusiones principales del encuentro es que se necesita facilitar el acceso a la financiación, de forma que la internacionalización suponga un objetivo central de la estrategia de las empresas. Se trata de uno de los retos principales, ya que según un informe de Brother International Corporation, que analiza datos de las empresas de Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá, el 55% de las compañías no utiliza la nube para trabajar, aunque sí prevén aumentar su uso durante los próximos años. Aunque estos datos muestran el potencial de crecimiento de las pymes en el uso de tecnología, la gran mayoría utiliza herramientas tradicionales de oficina. El diario El Espectador apostilla que el 84% de los trabajadores considera esencial los ordenadores, mientras que el 73% dio prioridad a teléfonos móviles y para 66% no se puede trabajar sin wifi.