Con esta medida, Obama pretende poner al día la fiscalidad de lo que las empresas estadounidenses ganan en el extranjero. Aunque esta iniciativa no supone una amnistía fiscal, tal y como señala Reuters, ya que los fondos de las compañías seguirán en el extranjero y se cobrará una sola vez. Además, Obama pretender ir más […]
Dirigentes Digital
| 02 feb 2015
Con esta medida, Obama pretende poner al día la fiscalidad de lo que las empresas estadounidenses ganan en el extranjero. Aunque esta iniciativa no supone una amnistía fiscal, tal y como señala Reuters, ya que los fondos de las compañías seguirán en el extranjero y se cobrará una sola vez.
Además, Obama pretender ir más allá estableciendo un impuesto fijo anual del 19% sobre el beneficio que las internacionales estadounidenses obtienen en el extranjero.
Desde la Casa Blanca apuntan a que con estos ingresos, sobre los dos billones de dólares, el Gobierno podrá conseguir financiación para obras públicas.
No es la primera vez que la administración de Obama se propone acabar con el fraude ya que el pasado mes de septiembre, el Tesoro anunciaba una batería de medidas para que las grandes compañías evitaran pagar impuestos mediante prácticas tan extendidas como fijar la sede en una país con un régimen impositivo menor.
A través de un comunicado, Jack Lew, Secretrario del Tesoro, señalaba que "estas primeras medidas concretas suponen un sustancial avance en la restricción de las creativas técnicas usadas para eludir el pago de impuestos". Para Lew, estas prácticas abusivas incluyen medidas como maquillar los beneficios económicos de las inversiones.
Los demócratas iniciaban así una campaña hostil contra las compañías estadounidenses que se fusionan o compran empresas de otros países con una tasa impositiva más baja. De hecho, entre las medidas que se adoptaron estaba el endurecimiento de los requerimientos para hacer una inversión por parte de las compañías estadounidenses y más vigilancia para el movimiento de fortunas que no pagan impuestos entre países.
Y es que desde el comienzo de 2013, los acuerdos de empresas estadounidenses con empresas extranjeras ha aumentado considerablemente. La más relevante, por ser uno de los iconos del país, es la compra de la cadena de cafeterías canadiense Tim Hortons por parte de Burger King. De esta forma, la compañía de comida rápida, que tiene sede en Miami, podrá fijar su sede fiscal en el país vecino.