Ningún trabajador de Petrobras está fuera de sospecha. El escándalo de corrupción que afecta a la petrolera brasileña protagoniza un nuevo capítulo. Esta vez, el foco recae sobre varios miles de trabajadores de la estatal que se habrían encargado de enviar la información financiera a la auditora, PwC. Del total de investigados, 150 se han […]
Dirigentes Digital
| 12 feb 2015
Ningún trabajador de Petrobras está fuera de sospecha. El escándalo de corrupción que afecta a la petrolera brasileña protagoniza un nuevo capítulo. Esta vez, el foco recae sobre varios miles de trabajadores de la estatal que se habrían encargado de enviar la información financiera a la auditora, PwC.
Del total de investigados, 150 se han considerado prioritarios ya que se encargaban de los balances trimestrales de la compañía. En la investigación se espera que rastreen sus correos electrónicos y llamadas telefónicas.
En este intento de esclarecer el futuro de la compañía, la semana pasada se producía la dimisión de la que hasta ese entonces era la presidenta de Petrobras, Maria da Graça Foster, persona de confianza de Rousseff.
Unos resultados opacos
La gota que ha colmado el vaso han sido los últimos resultados de la compañía. Petrobras presentó los resultados del tercer trimestre de 2014 en enero de 2015, lo que supone un retraso de varios meses. La compañía ha justificado esta demora para evitar romper algunos de sus convenios de deuda ya que era "impráctico medir de forma correcta, completa y definitiva" sus pérdidas por el impacto de que la corrupción ha tenido en sus balances.
Tanto expertos como auditores de la firma pretendían realizar una depreciación de hasta 20.000 millones de dólares para que la compañía recobrara algo de credibilidad, pero tras la negativa de Petrobras, PwC se ha negado a firmar sus balances.
De esta forma, la petrolera obtuvo un beneficio neto de 1.052 millones de euros en el tercer trimestre, un 9,1% por debajo del mismo período anterior.