¿Una relación positiva? ¿negativa? Al final, no está del todo claro. Y no lo digo yo sólo… De acuerdo con el FMI, los beneficios para la economía mundial de unos bajos precios del crudo se observarán con el tiempo. Y especialmente cuando los precios se hayan estabilizado, algo que en mi opinión ya ha comenzado […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
¿Una relación positiva? ¿negativa?
Al final, no está del todo claro. Y no lo digo yo sólo…
De acuerdo con el FMI, los beneficios para la economía mundial de unos bajos precios del crudo se observarán con el tiempo. Y especialmente cuando los precios se hayan estabilizado, algo que en mi opinión ya ha comenzado a ocurrir.
Por cierto, estabilizarse no significa que inicien un repunte. De hecho, en los mercados financieros se dice que cuando no caen acaban subiendo. Pero, el mercado del crudo no es un mercado financiero. Y hay factores coyunturales (exceso de oferta) y estructurales (alternativas como fuente energética… con precios a la baja) que limitan la escalada de los precios.
¿Un plus para la economía mundial de su caída? Entonces, ¿por qué las Bolsas han bajado?
No sólo la correlación ha sido positiva entre el precio del crudo y la Bolsa como también esta relación ha aumentado de forma reciente… ¿Qué falla en el análisis anterior? La primera respuesta a esta cuestión pasa por entender que es un problema de oferta y no tanto de demanda. De hecho, la demanda desde Estados Unidos ha sido elevada. ¿Por los bajos precios del crudo? No exactamente. De hecho, la evolución del consumo privado en los países desarrollados ha sido en los dos últimos años más débil de lo esperado. Sí, los precios a la baja del crudo han favorecido al ahorro frente al consumo e inversión.
Pero, hay algo más: la exhausta política monetaria expansiva. En definitiva, en el pasado el riesgo de estancamiento y baja inflación en un contexto de caída de los precios del crudo se combatía con una política monetaria expansiva. Ahora, con tipos de interés nulos o en negativo, este margen de maniobra de la política monetaria ya es muy limitado. Y de hecho, para algunos incluso puede ser negativo para las perspectivas de crecimiento que deprimen tanto el consumo privado como la inversión en capital. Naturalmente, aquí hablamos de los países desarrollados. En el caso de las economías emergentes, exportadoras de materias primas, el efecto económico negativo es evidente. Y en algunos casos, a través de sus fondos soberanos, el impacto en los mercados financieros también lo es.
¿Qué queda entonces? Esperar que la estabilidad de los precios del crudo favorezca que resurjan los beneficios que conlleva en términos de mayor capacidad de gasto y mejores perspectivas de inversión. Pero, de cualquier forma, es fundamental que tanto los países desarrollados como los emergentes observen este escenario como una oportunidad (o necesidad) para emprender reformas estructurales que favorezcan un aumento del crecimiento potencial. Veremos.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.