Es el primer centro de biotecnología de Pfizer en Asia y se espera que esté terminado en 2018. Las grandes farmacéuticas globales siguen buscando fórmulas para posicionarse en el mercado de la salud chino que, según la consultora IMS HealthGlobal, alcanzará un valor de mercado de 185.000 millones de dólares en 2018. El objetivo de […]
Dirigentes Digital
| 28 jun 2016
Es el primer centro de biotecnología de Pfizer en Asia y se espera que esté terminado en 2018. Las grandes farmacéuticas globales siguen buscando fórmulas para posicionarse en el mercado de la salud chino que, según la consultora IMS HealthGlobal, alcanzará un valor de mercado de 185.000 millones de dólares en 2018.
El objetivo de Pfizer va más allá de un posicionamiento estratégico y contempla obtener una ventaja en las negociaciones con los reguladores nacionales y el gobierno. John Young, presidente del grupo de la división de salud esencial de Pfizer, ha asegurado en un comunicado que la instalación de Hangzhou debe "ayudar a China a añadir valor a su sector manufacturero en 2025".
Pfizer reconoce que "trabaja estrechamente" con los reguladores locales para llevar tener los fármacos "en el mercado chino tan pronto como sea posible". El centro principalmente centrado en la fabricación de fármacos biológicos – a partir de microorganismos vivos en vez de químicamente sintetizados – y de menores costes que las versiones genéricas de otros compuestos biológicos.
Sin embargo, ejecutivos farmacéuticos se han quejado de la lentitud del proceso de obtención de medicamentos en el mercado chino, mientras que otros han tropezado con obstáculos regulatorios. Pfizer, de hecho, tuvo que cerrar su negocio de vacunas en el país el año pasado después de que una licencia para su vacuna más vendida, Prevenar, no fuera renovada.
El gasto global de la salud de China está previsto que llegue a 1.300 millones de dólares en 2020, pero el crecimiento del mercado farmacéutico se ha reducido por debajo de un dígito frente al aumento del 20% de hace tan sólo cuatro años. Los medicamentos genéricos han perdido cierto atractivo en tanto que Pekín quiere mantener a raya su gasto farmacéutico.