Siguiendo con los dichos, podemos, por el momento, afirmar que finalmente la "sangre no ha llegado al río". A pesar de la volatilidad inherente a ambos choques, la fe en las medidas acomodaticias de los bancos centrales (y estos estímulos en sí mismos), así como la confianza en la recuperación cíclica en marcha y en […]
Dirigentes Digital
| 17 jul 2015
Siguiendo con los dichos, podemos, por el momento, afirmar que finalmente la "sangre no ha llegado al río". A pesar de la volatilidad inherente a ambos choques, la fe en las medidas acomodaticias de los bancos centrales (y estos estímulos en sí mismos), así como la confianza en la recuperación cíclica en marcha y en la reducción al mínimo de los riesgos de contagio, han limitado las ventas masivas tanto en deuda como en Bolsa.
Al mismo tiempo, la intervención de las autoridades del gigante asiático ha atajado el derrumbe de su renta variable (aunque aún se sufren los latigazos de la reciente incertidumbre) y las de la Zona Euro han conseguido alcanzar un principio de acuerdo in extremis para un tercer rescate a Grecia que la provea de la liquidez que tanto necesita, dentro de la moneda única.
Ahora, destacan los analistas de Barclays, estos shocks se han "disipado un poco y "deberían haber limitado los choques negativos externos a nuestra opinión constructiva sobre las perspectivas de crecimiento de la Zona Euro y China". Menos eventualidades bajistas a las que hay que sumar las políticas acomodaticias de los bancos centrales (incluida la Fed) y unos bajos precios del petróleo que deberían apoyar a la economía.
En opinión de estos expertos, la combinación de unas "valoraciones más atractivas", unos efectos secundarios limitados de las turbulencias sufridas por Grecia y China en las previsiones de PIB, unos precios del crudo reducidos y unas autoridades monetarias comprometidas con el respaldo a la actividad, "fortalecen nuestra apuesta por los activos cíclicos en el segundo semestre".
Sobre esta premisa, la entidad británica mantiene su consejo de sobreponderar la renta variable de los mercados desarrollados frente a su renta fija. Y su preferencia por las industrias cíclicas como finanzas materiales. Por áreas geográficas, recomiendan Zona Euro, Japón y emergentes, eso sí, de "forma selectiva". Mientras que en el apartado de materias primas, destacan el cobre.
La inversión en emergentes (sin China), subrayan, se ha vuelto más "competitiva ante las perspectivas de una reaceleración del crecimiento global, las valoraciones baratas, el sentimiento negativo y el bajo posicionamiento en estas regiones". En concreto, se declaran a favor de Polonia y Hungría (que se beneficiarán de la recuperación de la Zona Euro y Estados Unidos) y de Taiwán y Corea (por China). Aunque se mantienen cautos tanto en sus mercados de bonos como en sus divisas.
De hecho, dentro de estos últimos activos, "el dólar sigue siendo nuestra posición larga favorita", ante la fortaleza de la economía norteamericana que derivará en una posible subida de los tipos por parte de la Fed antes de que acabe el año, mientras que el BCE seguirá siendo acomodaticio. Por eso, recomiendan cortos en el cruce euro/dólar y también en el oro.