Bajo este escenario, los expertos de Deloitte analizan en un reciente documento los impactos que las entidades deberían haber evaluado ya para no caer en la espiral de costes que supondrá la norma, sin sacarle el suficiente beneficio. "Si bien es cierto que el plazo de transposición de la normativa europea ha sido largo, entendemos […]
Dirigentes Digital
| 18 ene 2016
Bajo este escenario, los expertos de Deloitte analizan en un reciente documento los impactos que las entidades deberían haber evaluado ya para no caer en la espiral de costes que supondrá la norma, sin sacarle el suficiente beneficio.
"Si bien es cierto que el plazo de transposición de la normativa europea ha sido largo, entendemos que el impacto en el negocio es significativo, principalmente para aquellas entidades que prestan el servicio de asesoramiento", explican.
A diferencia de MiFID, que supuso principalmente una cuestión de cumplimiento por parte de las entidades que prestan servicios de inversión, MiFID II requiere en primer lugar un análisis de los modelos de negocios, antes de la implantación de los cambios operativos. Desde Deloitte recordaban cómo debido a que el cambio de un modelo de negocio puede suponer varios meses de análisis e implantación, las entidades deberían comenzar a evaluar cinco impacto básicos:
? Decidir el tipo de asesoramiento que se prestará a los clientes: «independiente», «no independiente»
? Revisar la estructura de comisiones, buscando mantener en todo caso el nivel de ingresos
? Buscar alternativas para aquellos clientes que no estén dispuestos a pagar comisiones de asesoramiento o por la decisión adoptada vayan a dejar de percibir este servicio por parte de las entidades
? Adaptar su oferta de productos
? Evaluar el cumplimiento de la política de gestión de conflictos de interés, principalmente en relación con el pago/cobro de incentivos de terceros