Mientras los problemas de crecimiento acosan a las principales economías del mundo, India se encuentra en un "momento dulce". La democracia más grande del planeta ha lidiado con un crecimiento débil, una alta inflación y elevados déficits fiscales y por cuenta corriente durante varios años, debido a una política ineficaz y laxa. Afortunadamente para India, […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Mientras los problemas de crecimiento acosan a las principales economías del mundo, India se encuentra en un "momento dulce". La democracia más grande del planeta ha lidiado con un crecimiento débil, una alta inflación y elevados déficits fiscales y por cuenta corriente durante varios años, debido a una política ineficaz y laxa. Afortunadamente para India, hay cambios en el horizonte.
2013 fue testigo de una mejora constante de la actividad económica y de una confianza empresarial optimista en medio de los esfuerzos políticos de un Gobierno reformista encabezado por el recién elegido primer ministro, Narendra Modi. Al tiempo que la inflación se ha anclado gracias a una política monetaria creíble por parte del Banco de Reserva de India (RBI por sus siglas en inglés) dirigido por Raghuram Rajan.
Además, al ser un importador neto de petróleo (el crudo supone un tercio de las importaciones totales), India se beneficia de la fuerte caída de los precios mundiales del "oro negro". Este "golpe de suerte" está ayudando a fomentar un entorno de inflación benigno, proporcionando espacio fiscal para gastos de capital productivos y mejorando el espacio del RBI para apoyar el crecimiento con recortes en los tipos de interés.
En este contexto, vamos a examinar las acciones políticas clave emprendidas por el Ejecutivo de Modi para acelerar el crecimiento, desde su decisiva victoria en las elecciones del pasado mes de mayo, y la lista de las principales prioridades en las que deben centrarse los responsables políticos de India en su búsqueda para alcanzar un crecimiento de doble dígito sostenible.
Modi ha optado por implementar reformas graduales, cuyo impacto incrementa de forma progresiva, y que ya han empezado a dar frutos. Tras nueve meses en el cargo y con dos presupuestos en su haber, este Gobierno ha dado "pequeños pasos", que no han supuesto grandes "golpes de efecto", pero que han sido mucho más amplios, pertinentes e impactantes en la corrección de las deficiencias estructurales de país, especialmente en el lado de la oferta.
Así, ha llevado a cabo medidas para mejorar los burocráticos estándares de gobierno; ha fortalecido los lazos comerciales y de inversión; ha completado la desregulación de los precios del diésel; ha aumentado los límites de inversión extranjera en varias áreas, incluyendo defensa, ferrocarriles y seguros; ha aliviado los cuellos de botella en el suministro de alimentos; ha subastado licencias de extracción de carbón; y ha acelerado las autorizaciones ambientales para proyectos de infraestructuras.
Sin embargo, estos "pequeños pasos" no pueden sustituir a las reformas legislativas más profundas que son necesarias. Aunque el nuevo Ejecutivo ha hecho avances en su implementación de reformas ejecutivas y a la hora de mejorar el clima de inversión en India, creemos que estas medidas deben ir acompañadas de cambios en ámbitos clave como la fiscalidad, el mercado laboral, la compra de terrenos, la energía y las infraestructuras. Es de máxima prioridad la aplicación oportuna y eficaz de un impuesto de bienes y servicios, un tipo impositivo uniforme que reemplace a todas las tasas indirectas y que, a su vez, simplifique los procedimientos fiscales, aumente la transparencia y amplíe la recaudación.
Con el viento de nuevo impulsando sus velas, India está recuperando la confianza de los inversores, y ya son muchos los que consideran que su PIB crecerá más rápido que el de China en un futuro próximo. La recuperación del país es encomiable, pero las autoridades aún tienen mucho trabajo por hacer. Para lograr un crecimiento elevado y sostenible a medio y largo plazo, sorteando los riesgos de "sobrecalentamiento", el país necesita hacer un esfuerzo adicional en la implementación de las reformas legislativas más difíciles y que, hasta ahora, han sido un obstáculo para Modi debido a su falta de mayoría parlamentaria. En este contexto, restan dos opciones: construir un consenso político para implementarlas y endulzar aún más este "momento dulce", o seguir con discusiones políticas que podrían "agriarlo".