En primer lugar, la reciente corrección marca el fin de la era de la baja volatilidad, según apuntan desde Nordea. El presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, describió las turbulencias de febrero como «algo insignificante». Esta afirmación transmite un importante mensaje: a la Reserva Federal no le preocupa que […]
Dirigentes Digital
| 13 abr 2018
En primer lugar, la reciente corrección marca el fin de la era de la baja volatilidad, según apuntan desde Nordea. El presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, describió las turbulencias de febrero como «algo insignificante». Esta afirmación transmite un importante mensaje: a la Reserva Federal no le preocupa que se produzca una corrección. Por tanto, es probable que la Fed se mantenga en la senda de endurecimiento de sus políticas y deje de respaldar a los mercados. ¿Por qué esto es importante? En primer lugar, porque el endurecimiento de las políticas monetarias ha impulsado la volatilidad. La normalización monetaria está aquí para quedarse, y lo mismo sucede con el aumento de la volatilidad, lo que apunta a unas rentabilidades ajustadas al riesgo inferiores en buena parte de las clases de activos en 2018. En segundo lugar, la corrección nos da información sobre hasta qué punto pueden llegar los tipos y sobre la solidez subyacente de la economía. Un elevado potencial de crecimiento conlleva un límite alto, y viceversa. En febrero, las correlaciones entre los rendimientos y la renta variable pasaron a ser negativas. Al contrario que durante gran parte de 2017, "la subida de los tipos vino acompañada de la caída de la renta variable, lo que indica que podríamos estar acercándonos al límite, a pesar de que los tipos nominales y reales siguen en un nivel reducido en términos históricos". Un límite bajo de los tipos de interés es un claro indicio de que el contexto de bajo crecimiento económico, para estos analistas, "sigue vigente". Desde este punto de vista, parece que el contexto de tipos bajos se mantendrá, ya que cualquier repunte causaría turbulencias en los mercados y la ralentización del crecimiento, lo que presionaría los tipos a la baja: un mecanismo de autocorrección. Los tipos de interés a largo plazo no deberían subir mucho más desde su nivel actual. Gracias a unas valoraciones mucho más atractivas que hace algunos meses, el universo de la deuda core empieza a ofrecer oportunidades de inversión. En tercer lugar, los mercados están empezando a inquietarse por los riesgos derivados de la inflación. El aumento de los rendimientos registrado desde diciembre se vio impulsado por el incremento de la prima a plazo. Esto, indican, "es fundamental, ya que esta refleja claramente la subida de la prima de riesgo de inflación, es decir, el riesgo de que la inflación se dispare". Los expertos de Nordea no creen que exista una vía de escape del entorno de inflación reducida. Sin embargo, cabe esperar un repunte cíclico en los próximos meses que probablemente mantendrá a los inversores alerta. Los recortes fiscales de Trump están acrecentando la inquietud sobre la inflación. La economía estadounidense avanza a todo gas. El incremento de los estímulos favorecería aumentos salariales por encima del crecimiento real. En vista de estos riesgos, los productos de duración reducida deberían mantenerse en boga. La buena noticia, destacan, "es que los tipos reales a corto plazo actualmente ofrecen rentabilidades positivas sin tener que superar el espectro de riesgo". Ante el aumento de la volatilidad y de la demanda de activos refugio, es mejor priorizar la asignación a bonos de alta calificación y duración reducida que mantener efectivo.