Popular ha sorprendido a todo el mundo al anunciar una ampliación de capital por 2.500 millones antes de la apertura del mercado, que supone prácticamente la mitad de su capitalización bursátil. El propio banco reconoce que la operación se debe a reforzar su posición y fortalecer balance. Pero esta realidad la ha impuesto el Banco de España con la nueva regulación para reclasificar el riesgo crediticio de las entidades financieras que entrará en vigor a partir de octubre.
Según el propio Banco de España, la nueva normativa que supone adaptarse a las nuevas exigencias contables internacionales "no iba a tener un impacto significativo" en las entidades, pero como adelantó DIRIGENTES no iba a tener consecuencias por igual, castigando principalmente a las entidades con mayor exposición al ladrillo. Desde que comenzó la reestructuración financiera, el Banco Popular es la entidad cotizada más débil y la que peor evolución tiene en bolsa entre los grandes bancos.
Circular de regulador entrará en vigor a final de año, pero el mercado ya ha puesto énfasis en la penalización para las entidades. Ayer mismo JP Morgan emitió un informe que arrinconaba a Popular a tomar una decisión dolorosa como esta ampliación de capital. El banco de inversión advierte que los bancos cotizados tendrán que afrontar nuevas provisiones por las nuevas exigencias regulatorias de 14.000 millones en los próximos ejercicios. La mitad de ellas le corresponderá al Banco Popular aproximadamente que le llevará a pérdidas.
En la presentación de la ampliación, las razones esgrimidas por el banco presidido por Ángel Ron apuntan en esta dirección. "En esta decisión se ha tenido en cuenta la necesidad de anticiparse al complejo escenario al que se enfrenta la actividad bancaria. Existen una serie de condicionantes que se van a intensificar en los próximos meses", explica el banco, y añade que lanza esta ampliación de capital con la idea de fortalecer su posición en un mercado muy competitivo, y anticiparse a los retos futuros. La admite una necesidad de capital de hasta 4.700 millones de euros en 2016 por su exposición crediticia e inmobiliaria, que le podría ocasionar pérdidas contables.
Como todas las entidades, Popular no es ajeno al difícil contexto para el sector con ultra tipos reducidos que amenaza la
rentabilidad del negocio y en particular con la difícil tarea de un proceso de despalancamiento por parte de la entidad.
El banco estaba especialmente penalizado por su cartera inmobiliaria que presiona aún más su rentabilidad. Por ello dentro de las previsiones de la ampliación incluye la elevación de la desinversión de activos improductivos de 4.000 millones a 15.000 millones hasta 2018.
La ampliación también está acompañada de la cancelación de dividendo para este ejercicio. La entidad se ha comprometido de retornar el pago al
accionista en 2017, con el objetivo de tener un pay out por encima del 40% en 2018.
Todas estas medidas están destinadas a elevar sustancialmente las coberturas de la entidad hasta alrededor de un 50%. Además, de recuperar la rentabilidad del negocio, en estos momentos el ROTE se sitúa al 3% y el objetivo es situarlo alrededor del 9% en 2018. Y por supuesto mantener el ratio de solvencia CET1 Fully loaded en el 10,8% como está actualmente.