Ante la escasa rentabilidad ofrecida por los activos de renta fija, el segmento de high yield se ha convertido en la panacea de los inversores en los últimos meses. Sin embargo, en su último market Insights, los expertos de JP Morgan advierten que "cada vez hay más inquietud acerca de las elevadas valoraciones y la […]
Dirigentes Digital
| 29 jul 2014
Ante la escasa rentabilidad ofrecida por los activos de renta fija, el segmento de high yield se ha convertido en la panacea de los inversores en los últimos meses. Sin embargo, en su último market Insights, los expertos de JP Morgan advierten que "cada vez hay más inquietud acerca de las elevadas valoraciones y la liquidez" de este mercado en EE UU. No hay que olvidar que incluso la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, insinuó en su último discurso un potencial sobrecalentamiento en el segmento de mayor riesgo de bonos corporativos.
Desde JP Morgan recuerdan que el comportamiento de los bonos high yield tiende a moverse en línea con los mercados de renta variable, pero esta tendencia se ha desviado recientemente. "La mayor duración de la renta fija corporativa Investment Grade de EE UU se suele traducir en un mejor comportamiento cuando las tires gubernamentales caen, lo que explica parte de esta desviación", explican desde la firma. Y recuerdan que este contexto "también podría ser una señal de cautela con respecto al high yield y de aversión general al riesgo ante tensiones geopolíticas".
En cualquier caso, los expertos aseguran que "hay esperanzas para los inversores hambrientos de rentas", y consideran que la renta fija de este tipo en Europa se podría comportar mejor a medida que la política de los bancos centrales comience a tomar rumbos diferentes en los próximos trimestres.
Fidelity también apuestan por el mercado de high yield europeo. Andrei Gorodilov, gestor principal de las estrategias de bonos de alto rendimiento de la gestora, sabe que el apalancamiento de los emisores del Viejo Continente ha aumentado ligeramente, pero asegura que "sigue siendo estable, con un ratio deuda-EBITDA alrededor de 2,9 veces, claramente inferior a los máximos de 4,2 veces a mediados de 2009".
En este escenario, considera que las elevadas calificaciones, las masivas refinanciaciones a tipos bajos y los planteamientos defensivos de las empresas provocan que los impagos se mantengan en niveles reducidos.