La Bolsa se ha teñido de rojo por el temor a una recaída en la recesión ante el debilitamiento de China, los emergentes y las materias primas, las renovadas dudas en torno a la salud del sector financiero, y la falta de confianza en los bancos centrales (garantes últimos de la recuperación), con el ciclo alcista […]
Dirigentes Digital
| 12 feb 2016
La Bolsa se ha teñido de rojo por el temor a una recaída en la recesión ante el debilitamiento de China, los emergentes y las materias primas, las renovadas dudas en torno a la salud del sector financiero, y la falta de confianza en los bancos centrales (garantes últimos de la recuperación), con el ciclo alcista de tipos de la Fed a la cabeza, pero también con la incapacidad de Banco Central Europeo (BCE) y Banco de Japón (BoJ por sus siglas en ingles) de "convencer" con sus medidas acomodaticias.
Y los participantes del mercado se han refugiado, como no podía ser de otra forma (¿o sí?), en el oro, las divisas y la deuda segura. El metal precioso ha superado la importante resistencia, con la que llevaba tiempo "luchando", de los 1.208 dólares la onza; mientras, la rentabilidad de los bonos alemanes ha caído a mínimos (con la deuda a dos años austriaca o francesa en negativo) y la de los estadounidenses se ha alejado con fuerza del 2%. Por su parte, el euro ha llegado a visitar los 1,13 dólares y el yen a superar los 120.
Sin embargo, las perspectivas de todos estos activos, ante las divergentes políticas monetarias de los bancos centrales, nos cuentan una historia muy diferente a la que narran los precios.Y es que, el endurecimiento de la Fed y la flexibilización de BCE y BoJ impactan directamente en todos ellos, apuntando a un comportamiento radicalmente opuesto.
"Choque de trenes" en el oro
En primer lugar, sobre el oro "pesa", más allá de la autoridad monetaria estadounidense, la desaceleración china y el negativo sentimiento que rodea a las commodities en general pues, unque no es una de ellas en sentido estricto, el exceso de oferta y la debilidad de la demanda afectan con fuerza a su valoración.
En este contexto, los expertos de Barclays, por ejemplo, mantienen su previsión para el metal precioso en los 1.075 dólares a cierre del primer trimestre y en los 1.054 para finales de año. No olvidemos tampoco que de forma recurrente en torno al oro planea la sombra de la "burbuja". Ahora bien, desde Citi, recuerdan que "hay factores psicológicos y de confianza que le otorgan su sobrevaloración. Al final, la desconfianza hacia los activos financieros tradicionales y sobre los riesgos que de ellos se derivan acaba más tarde o más temprano beneficiándole". La firma recuerda que, técnicamente, el siguiente reto son los 1.300 dólares la onza, niveles de principios de 2015.
Así, Ole Hansen, jefe de estrategia en materias primas de Saxo Bank, añade: "El oro se encuentra actualmente en correlación negativa con el crudo, ya que la caída de los precios energéticos aumenta el estrés en el sistema, mientras reduce las perspectivas de crecimiento de los productores, muchos de los cuales son países de mercados emergentes. A pesar de su impacto deflacionario, unos precios del petróleo más bajos se traducen en mayores precios del oro y, con la perspectiva para el petróleo actualmente apuntando hacia mínimos durante más tiempo, el oro sigue siendo una buena alternativa en este mundo de dudas y volatilidad".
La paradoja de la deuda y las divisas
Divergencia. La palabra de moda al cierre de 2015 y llamada a ser clave en este 2016, aunque ahora no esté tan claro… Y es que, las recientes turbulencias e inestabilidad de los mercados financieros han llevado a la Fed a ser más cauta y al consenso a reducir a la mínima expresión sus estimaciones sobre los tipos al otro lado del Atlántico. Previsiones que, sumadas a la aversión al riesgo, mantienen al treasury a diez años muy por debajo del 1,8%, alimentando al mismo tiempo el miedo a una recesión.
Capital Economics ha recortado sus previsiones sobre los tipos para 2016, hasta el 1%-1,25%, y 2017, hasta el 2,25%-2,5% (50 puntos básicos respectivamente). No obstante, sus estimaciones se mantienen por encima de las del consenso, pues todavía aguardan que la autoridad monetaria estadounidense se vea obligada a actuar de forma decisiva, cuando los precios sorprendan al alza.
Al mismo tiempo, la firma ha recortado sus objetivos para la rentabilidad del bono a diez años en la misma proporción, hasta el 2,5% en 2016 y el 3% en 2017. "Incluso tras esta revisión a la baja aún creemos que la yield se incrementará de forma significativa", afirman tajantes, y es por dos razones. La primera "es simplemente la perspectiva de la política monetaria. La rentabilidad ‘risk-neutral’ del bono a diez años, la que refleja las expectativas para los tipos en la próxima década, ha aumentado sustancialmente en los primeros doce meses de los tres últimos grandes ciclos alcistas de la Fed". En segundo lugar, la parte de la yield que no refleja estas estimaciones, es decir, la prima por plazo es negativa. "Se estima que ha caído recientemente presumiblemente en respuesta a una mayor demanda de refugios seguros ante las recientes turbulencias de los mercados globales".
BCE y BoJ siguen embarcados en sus programas de compras de deuda (QE) y flexibilización monetaria y se espera que más pronto que tarde pisen el acelerados, aumentando sus adquisiciones. Planes que respaldan los bonos soberanos de las respectivas regiones, rebajando las rentabilidades también al mínimo, caídas que se han visto exacerbadas con la reciente volatilidad en la renta variable.
"Mucho cuidado, con los niveles que están alcanzando las rentabilidades, cercanas a los mínimos de primavera que acabaron en estallido", advierte Amilcar Barrios, analista de inversiones de Tressis.
Igual disyuntiva afecta a dólar, euro y yen… pues la política monetaria estadounidense favorece (al menos en la teoría, aunque no en la práctica actual) la fortaleza del "billete verde" frente a las otras dos divisas, que, además, deberían debilitarse también al calor de las medidas de sus respectivos bancos centrales…
En este sentido, desde ETF Securities creen que se producirá "un repunte del dólar en los próximos meses, a medida que los fundamentales económicos subyacentes vuelvan a hacer acto de presencia". Si bien, reconocen que veremos un "pico, ya que la mejora económica está completamente descontada en las expectativas de los tipos de la Fed para 2016".