El Consejo de Administración de UK Coal reconoció que se trataba de un momento histórico que "tendrá un gran impacto en quienes trabajan en Kellingley y sus familias. "Nosotros, como todos en el Reino Unido, tenemos un gran deuda de gratitud para aquellos que han ayudado a hacer funcionar este país durante décadas", dijeron los […]
Dirigentes Digital
| 22 dic 2015
El Consejo de Administración de UK Coal reconoció que se trataba de un momento histórico que "tendrá un gran impacto en quienes trabajan en Kellingley y sus familias. "Nosotros, como todos en el Reino Unido, tenemos un gran deuda de gratitud para aquellos que han ayudado a hacer funcionar este país durante décadas", dijeron los propietarios de la mina en un comunicado.
Cambio drástico
"Hemos perdido toda una industria, un modo de vida. Nuestras comunidades han quedado devastadas en los últimos 30 años. Margaret Thatcher hizo un gran trabajo", dijo el minero Stephen Walker, de 50 años, al completar su último turno como minero.
Si bien a comienzos del siglo XX, había más de 1.000 minas de carbón repartidas por todo el país, dando empleo a 700.000 mineros y produciendo 187.000 toneladas de carbón al año. En 2013, apenas quedaban 4.000 trabajadores en 30 minas, ocupándose de la extracción de 13 millones de toneladas de carbón.
Sin embargo, el cierre de la mina de Kellingley esta semana pone fin a un país con una de las mayores producciones de carbón de Europa. La mayor parte del carbón británico se utilizaba para la generación de electricidad y la fabricación de acero, pero su uso en casas particulares ha disminuido. Ahora dará paso a importaciones de mercados extranjeras, principalmente de Colombia y Rusia.
Apuesta por energías limpias
Con motivo de la cumbre COP21 de París, desde Londres la secretaria de Energía y Cambio Climático, Amber Rudd, anunció que se cerrarían las centrales eléctricas que aún operan en el país para el año 2025.
Rudd además explicó que el Gobierno del primer ministro, David Cameron, se centra en asegurar un futuro mejor para Gran Bretaña, y eso, incluye la seguridad energética. "Nuestra sociedad moderna simplemente no puede funcionar sin electricidad. La seguridad energética tiene que ser la prioridad número uno. Pero cualquier gobierno responsable debe asumir un riesgo sobre el cambio climático", escribió en un comunicado.
Londres quiere ser ejemplo para el resto
Londres reconoce que quiere ser un ejemplo para el resto del mundo, centrándose en conseguir los mayores recortes de carbono, de manera rápida y barata. No será una tarea fácil, pues el 30% de la electricidad proviene del carbón.
"Uno de las mayores y más rentables contribuciones que podemos hacer a la reducción de emisiones de la electricidad es mediante la sustitución de centrales térmicas de carbón por gas. Durante siglos, el carbón ha jugado un papel central en nuestro sistema energético, pero también ha provocado daños en la calidad del aire", reconoció Rudd. Y fue más allá, puntualizando que el carbón "no es simplemente sostenible a largo plazo".