High yield y deuda emergente en moneda local estuvieron entre los activos perdedores en 2015, para, en 2016, cosechar importantes retornos, aunque no fueron iguales los rendimientos de doble dígito de la renta fija brasileña o indonesia, que las pérdidas de Turquía o México. Mientras, tras superar durante cuatro años consecutivos al resto de bonos, […]
Dirigentes Digital
| 15 feb 2017
High yield y deuda emergente en moneda local estuvieron entre los activos perdedores en 2015, para, en 2016, cosechar importantes retornos, aunque no fueron iguales los rendimientos de doble dígito de la renta fija brasileña o indonesia, que las pérdidas de Turquía o México. Mientras, tras superar durante cuatro años consecutivos al resto de bonos, la deuda italiana se quedó significativamente rezagada el pasado ejercicio. “Los ganadores de hoy, pueden ser los perdedores de mañana, y viceversa”, afirma Kommer van Trigt, gestor de cartera y estratega jefe global de renta fija macro en Robeco. Y, añade, en un entorno de elevado riesgo político, ‘retirada’ de los bancos centrales e incertidumbres económicas, para la deuda “la dispersión de los rendimientos seguirá siendo elevada”. La operativa en renta fija es cada vez más complicada. Con la Reserva Federal (Fed) embarcada en un ciclo alcista de tipos, cada vez más ‘voces’ apuntando a una reducción de los estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE) y hasta del Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés). Al tiempo que Donald Trump despliega sus política pro-crecimiento e inflación en Estados Unidos, y los principales países de Europa acuden a las urnas. Y con unas perspectivas de económicas optimistas, pero que aún deben definirse en términos de crecimiento moderado e inflación baja. “Los elevados niveles de deuda, la demografía y la decepcionante mejora de la productividad siguen siendo desafíos clave para las economías avanzadas”, recuerda este experto más allá de las elevadas expectativas puestas en el tirón de Estados Unidos de la mano de su nuevo presidente. Por tanto, concluye, “un enfoque de inversión con un universo global, flexible y que opera independientemente de los índices tradicionales es el más adecuado para explotar todas estas diferencias”. Cuatro las claves para invertir en renta fija Apostar por posiciones de corta duración en la parte frontal de la curva de rentabilidad de la deuda estadounidense, ante las subidas de tipos esperadas por parte de la Fed. Reducir exposición a deuda emergente en divisa local. La valoración es atractiva, pero los fundamentales y los indicadores técnicos son menos favorables, ante la retórica proteccionista de Trump y la política del banco central estadounidense. Descartar bonos italianos, ante la posibilidad de unas elecciones anticipadas y unos fundamentales débiles. Incrementar posiciones en crédito por ahora, concretamente en high yield corporativo (pues el ciclo empresarial mejorará al otro lado del Atlántico principalmente y la rentabilidad se beneficiará de ello, aunque hay que ser prudentes al mismo tiempo ante la madurez del propio ciclo) y deuda financiera subordinada (con selección cuidadosa y huyendo de las entidades transalpinas).