Lucy Speake, responsable de renta fija europea de Insight Investment, (parte de BNY Mellon), considera que uno de los principales retos es el auge de los riesgos de crédito en los mercados con grado de inversión. “Un contribuyente significativo a tal desarrollo es una oleada de actividad de fusiones y adquisiciones, que a menudo benefician […]
Dirigentes Digital
| 04 ene 2017
Lucy Speake, responsable de renta fija europea de Insight Investment, (parte de BNY Mellon), considera que uno de los principales retos es el auge de los riesgos de crédito en los mercados con grado de inversión. “Un contribuyente significativo a tal desarrollo es una oleada de actividad de fusiones y adquisiciones, que a menudo benefician a los accionistas de una empresa a expensas de sus bonistas”, advierte. Según explica, en entornos de bajo crecimiento, los equipos directivos pasan apuros para generar valor para el accionista de forma orgánica, con lo que las operaciones societarias o las recompras de acciones propias se convierten en soluciones naturales. “No obstante, esto suele dar pie a un aumento de los ratios de apalancamiento, lo cual constituye un riesgo para los inversores en crédito”. A su juicio, los inversores también deberán estar muy atentos a los problemas en materia de gobierno corporativo son un factor adicional, tal como ilustran el escándalo de Volkswagen el año pasado y la controversia en torno a Deutsche Bank y el Departamento de Justicia estadounidense. Thant Han, gestor de renta fija global en Standish (parte de BNY Mellon), otro de los retos será el de la mayor regulación de los mercados financieros, que ha provocado que los intermediarios disminuyan sus existencias para reducir el riesgo en sus balances “y los volúmenes de contratación han bajado pese al aumento de la oferta a través de financiación barata”, indica. Para el experto, esto indica que “nos hallamos al final de la fase de expansión del ciclo de crédito, pero pensamos que aún falta como mínimo un año antes de pasar a una fase bajista”. Según explica, el periodo prolongado de tipos de interés históricamente bajos lo hace diferente. “La fase bajista del ciclo suele caracterizarse por una recesión, pero la actual ausencia de los excesos que normalmente preceden a tales periodos nos lleva a no anticipar recesión alguna a corto plazo”. Tasas de inclumplimiento Desde su cargo como responsable de crédito global y británico de Insight Investment, Peter Bentley también advierte que en este segmento del crédito su expectativa es que “el entorno de incumplimientos para los emisores de crédito con grado de inversión permanecerá benigno en 2017, pues el crecimiento positivo y las rentabilidades por cupón (TIR) bajas les permitirán refinanciar su deuda en condiciones atractivas”. Según sus cálculos, la demanda de los inversores sigue siendo fuerte, incluso a niveles de TIR tan bajos como los actuales. “El mercado de deuda high yield estadounidense ha sido escenario de un ligero aumento de los impagos, pero estos casos han estado eminentemente relacionados con compañías de energía que acusan los menores precios del petróleo”, indica. A su juicio, si se producen descensos de los precios de las materias primas, el sector se vería muy presionado. “En la Europa continental y el Reino Unido, las compras de bonos por parte de los bancos centrales todavía brindan respaldo”, indican. Los inversores también deberán tener muy en cuenta las calificaciones de las compañías. Según indica, las rebajas de notas relacionadas con las materias primas están detrás de la percepción de un mayor castigo de las agencias de rating en el cómputo global. “En nuestra opinión, la mayor demanda de rentabilidad hacen que la mayoría de los segmentos del mercado de deuda corporativa sean vulnerables a una corrección”, aconsejando en este sentido inclinarse por los sectores defensivos como servicios públicos y finanzas, “donde los fondos propios de las empresas parecen ser el doble que antes de la crisis debido a los requisitos de los reguladores”. Sin embargo, advierten que los criterios de préstamo presentan una correlación elevada con las tasas de incumplimiento, con lo que criterios más rigurosos suelen ir seguidos de mayores impagos. “En Estados Unidos, tras varios años de relajación, los bancos acaban de empezar a endurecer dichos criterios, y creemos que las tasas de incumplimiento podrían aumentar”, asegura el experto.