La crisis de Abengoa comienza a sumar una larga lista de perjudicados. Trabajadores, accionistas, bonistas y la banca acreedora, que se están poniendo manos a la obra para salvar los muebles de una quiebra que parece inevitable. Pero según avanza el proceso, aparecen nuevos afectados. Según ha podido saber DIRIGENTES, el servicio de banca privada […]
Dirigentes Digital
| 08 dic 2015
La crisis de Abengoa comienza a sumar una larga lista de perjudicados. Trabajadores, accionistas, bonistas y la banca acreedora, que se están poniendo manos a la obra para salvar los muebles de una quiebra que parece inevitable. Pero según avanza el proceso, aparecen nuevos afectados. Según ha podido saber DIRIGENTES, el servicio de banca privada del Banco Santander colocó entre sus clientes deuda de la compañía, que estaba calificada de bono basura, como una inversión de bajo riesgo. En concreto, comercializó pagarés de la compañía andaluza emitidos en la bolsa de Irlanda hace unos meses.
La semana pasada venció el primer pagaré de una serie de emisiones que realizó Abengoa y debido a sus actuales problemas financieros (actualmente se encuentra en preconcurso de acreedores) no afrontó el pago. La compañía realizó la emisión el pasado 3 de junio, tras recibir la autorización de la Bolsa de Irlanda y admitirla a negociación.
La operación se realizó justo dos meses antes de que anunciara por sorpresa una macro ampliación de capital de 650 millones de euros y desvelara serios problemas de liquidez en sus cuentas al reconocer una caída en sus flujos de caja. Pero Abengoa estaba mucho antes bajo el foco de la sospecha. Pocos analistas se atrevían a recomendar a la compañía, había un consenso generalizado de que no había que tocarla. Advertían de su elevado endeudamiento, de la complejidad de su estructura financiera y de los riesgos de su negocio. Sólo era aconsejable para inversores con una alta tolerancia al riesgo. Las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda ya eran patentes, no obstante, la calificación crediticia de Moody’s para las emisiones de Abengoa eran de bono basura. En concreto, era de B2 que implica un alto riesgo crediticio.
La compañía andaluza ya había tenido su primer encontronazo con el mercado a finales de 2014, cuando se vio obligada a reconocer como deuda principal 1.592 millones de emisiones de bonos high yield, a su ya abultada deuda. Aunque la compañía calificó el asunto como un malentendido, muchos expertos apuntaban que se podía tratar de un intento de ocultar pasivo al mercado.
Los problemas de deuda de Abengoa vienen de mucho más atrás de junio de este año, algo de lo que no es ajeno Santander. Se da la circunstancia de que Santander es el principal acreedor de la compañía con una exposición de 1.568 millones. La entidad presidida por Ana Botín ha sido uno de los principales bancos de cabecera de la compañía. Solo en circulante ha facilitado más de 1.000 millones y financiado casi 400 millones en proyectos de la empresa. Además, de ser uno de los bancos coordinadores de la ampliación de capital que se ha ido al traste, tras el preconcurso de acreedores.
Desde Banco Santander confirman el extremo de que se ha comercializado pagarés a través de su banca privada, pero puntualizan que el volumen ha sido insignificante y siempre a clientes con un perfil adecuado. "Se han ofrecido los pagarés de Abengoa a clientes que tienen en su cartera productos con un riesgo parecido", apuntan. Según el banco, hay estrictos controles para evitar vender activos alto riesgo a clientes inadecuados.
¿Cómo ha llegado a manos de pequeños inversores?
Los pagarés son un instrumento habitual en las transacciones comerciales de pequeñas y medianas empresas como medio de pago con proveedores o clientes, pero desde hace unos años es habitual entre grandes compañías con acceso al mercado de capitales para utilizarlos como financiación a corto plazo. En la jerga financiera, se le conoce como european commercial paper y cotiza en su propio mercado como cualquier otro activo de renta fija. Santander es una de las principales entidades financieras que se han encargado de facilitar este tipo de emisiones en la bolsa irlandesa para empresas españolas. Además, de Abengoa ha coordinado varias operaciones con Acciona, ACS, OHL o REE en los últimos años.
Una vez en el mercado el pagaré se compra y se vende como si fueran acciones o bonos. Según fuentes del mercado, este tipo de emisiones van destinadas a grandes inversores, principalmente gestoras de fondos o tesorerías de grandes compañía. Es difícil que un pequeño inversor tenga acceso a ellos, aunque en España se pueden encontrar en AIAF, en el mercado español de renta fija corporativa, o en el MARF, mercado alternativo de renta fija, y más si se tiene en cuenta que los pagarés se emitieron en un mercado extranjero. Pero desde el sector apuntan que no le sorprenderían que aparecieran más casos de deuda de Abengoa en manos de pequeños inversores, "una vez en el mercado se pueden estar negociando en cualquier mercado internacional". Según fuentes conocedoras de la comercialización de los pagarés, fueron adquiridos en Luxemburgo antes de ser endosados a inversores particulares.