Saxo Bank lo tiene claro. Por tercer fin de semana consecutivo, la volatilidad y los volúmenes de negociación del Bitcoin han marcado otro récord. Tras el rally del 10% del Bitcoin este último fin de semana y la corrección del 34% del fin de semana anterior, el domingo el Bitcoin alcanzó el mágico precio de […]
Dirigentes Digital
| 12 jun 2017
Saxo Bank lo tiene claro. Por tercer fin de semana consecutivo, la volatilidad y los volúmenes de negociación del Bitcoin han marcado otro récord. Tras el rally del 10% del Bitcoin este último fin de semana y la corrección del 34% del fin de semana anterior, el domingo el Bitcoin alcanzó el mágico precio de 3.000 dólares. A finales de marzo el Bitcoin rondaba la zona de 1.000 dólares y, desde entonces, inició una subida fulgurante que le ha llevado a triplicar ese precio. De hecho, dobla el precio al que cotizaba a comienzos de mayo, cuando marcaba 1.400 dólares. El último rally alcista del Bitcoin no viene respaldado por noticias reales, a parte de la creciente especulación y del aumento de interés de los traders online, especialmente de Asia. Pero si echamos la vista hacia atrás, hace unos meses, en nuestras predicciones de los “10 cisnes negros para 2017 de Saxo Bank” apuntábamos a que el Bitcoin podría triplicar su precio este año. Ciertamente era una predicción escandalosa en ese momento, pues lo situábamos en 2.000 dólares, aproximadamente 3 veces el precio de entonces, pero a día de hoy la criptomoneda ya ha superado ese nivel en menos de medio año y no consideramos descabellado que alcance los 100.000 dólares en 10 años. ¿Qué podría favorecer que el Bitcoin siga subiendo? Por un lado, la criptomoneda se ha hecho muy popular en China, gracias a que se utiliza como forma de sacar dinero fuera de un país sorteando las limitaciones regulatorias de un país con estrictos controles de capital. De hecho, tanto en China, como en Argentina y Venezuela se está utilizando el Bitcoin para diversificar riqueza y sacar ahorros del país, por ejemplo, comprando propiedades en Australia o Canadá. Además, no cuesta nada o muy poco enviar diferentes cantidades de Bitcoins sin que se tenga en cuenta la identidad del remitente o del receptor. Con esta criptomoneda volvemos a un sistema de pago que es realmente directo, y no con capas intermedias que ya no se justifican, como los actuales. Las turbulencias políticas y de mercado también podrían afectar positivamente al precio del Bitcoin, así como cualquier reconocimiento más formal de la moneda o el respaldo de una nación soberana. Esto supondría todo un aliciente para que el Bitcoin se disparara. Por el contrario, cualquier problema de hackeo informático podría causar ventas y promovería amenazas a los gobiernos para prohibir o frenar la expansión del Bitcoin. De momento, el Bitcoin nunca ha sido hackeado, pese a que muchos inversores se han gastado cientos de miles de dólares contratando a hackers para tratar de duplicar, romper o interrumpir el código del Bitcoin. No lo han logrado, ya que es un sistema descentralizado de código abierto, no responde a un partido, una nación soberana, una entidad reguladora, trasciende los controles fronterizos y no se puede cerrar o matar un sistema descentralizado. Creo que en el futuro terminaremos teniendo una criptomoneda como divisa de reserva mundial. Es difícil decir si será el Bitcoin, pero tiene la fuerza y el respaldo que les falta a muchas otras. No es descabellado pensar que veremos los volúmenes de negociación de criptomonedas pasar de los actuales 570 millones de dólares, a 500.000 millones y a un trillón de dólares -frente a los más de 5 trillones de dólares que negocian los mercados de divisas tradicionales diariamente-. Las criptomonedas están aquí para quedarse, todavía son muy jóvenes y desconocidas, pero no son una moda pasajera.