"Hasta el infinito y más allá", como se decía en una conocida película de Pixar, el techo lo ponemos nosotros. Una de las creencias del Coaching es que todas las personas contamos con los recursos necesarios para encontrar nuestro camino. Como indicó Drew Gilpin Faus: "No soy la mujer presidenta de Harvard, soy el presidente […]
Dirigentes Digital
| 21 ene 2016
"Hasta el infinito y más allá", como se decía en una conocida película de Pixar, el techo lo ponemos nosotros. Una de las creencias del Coaching es que todas las personas contamos con los recursos necesarios para encontrar nuestro camino. Como indicó Drew Gilpin Faus: "No soy la mujer presidenta de Harvard, soy el presidente de Harvard".
El Coaching es una herramienta para conseguir la excelencia, expresada como la capacidad de ir más lejos de lo que los demás consideran sensato, es decir, vernos capacitados para asumir nuevas formas de establecer relaciones comerciales e indagar en soluciones innovadoras y nichos de mercado con gran éxito potencial.
¿Qué nos puede aportar la implantación de procesos de Coaching en la empresa?
– Formalizar un proceso de mejora continua, tanto para los empleados, como a nivel de procesos, productos o servicios de la compañía. Poder cuestionar las formas actuales de trabajar, la eficacia de los procesos internos y los modos de comunicar con los clientes, es la clave para conseguir el éxito frente a los competidores.
– Crear un marco de confianza interna entre los empleados que haga de la empresa un gran centro para trabajar. Conseguir un clima de desarrollo personal individualizado que facilite la asunción de responsabilidades y toma de decisiones -personales y colectivas-, que fomente un ambiente de aportación de nuevas ideas, donde el respeto hacia las opiniones propias y ajenas, promueva una comunicación emocional hacia dentro y hacia fuera para alcanzar cotas de rendimiento no alcanzadas hasta la fecha.
– Implantar una dirección por valores. La cultura empresarial es fundamental para conseguir la confianza de los clientes, los cuales buscan que la compañía mantenga los valores -transmitidos en los productos y servicios que comercializa-, que la llevaron a formarse y que le han dado ese carácter de exclusividad. Todos los empleados interrelacionan sus valores con los de la empresa, manteniendo las diferencias y capacidades propias, pero asentando el trasfondo del comportamiento en los elementos de motivación profesional que son los valores compartidos entre todos y transmitidos como grupo a los distintos stakeholders, entendiendo como tales aquellas personas físicas o jurídicas que mantienen una relación con la empresa.
– Adecuar los grupos de trabajo como elementos esenciales en el desarrollo de innovación y creatividad en la empresa. La generación de equipos emocionalmente inteligentes sustentados en objetivos comunes, sensación de pertenencia, eficacia y autoconocimiento respetuoso mejora significativamente nuevos desarrollos, el conocimiento de los clientes y la propuesta de innovaciones acordes a las necesidades de los clientes, no de la empresa.
Lo que conocemos como techo de cristal para el ascenso de la mujer a la alta dirección quedaría así definitivamente roto, al valorar a cada persona por su capacidad y aportación al desarrollo y mejora empresarial, y no por cuestiones secundarias que pertenecen al acervo cultural occidental en el cual una mujer tiene unos condicionamientos en función de su género que le dificultan a la hora de dar el 100% de su tiempo a la empresa, especialmente considerando su implicación familiar.
La dirección por valores, la gestión emocionalmente inteligente y la focalización hacia los clientes son excluyentes en los modernos modelos de gestión empresarial basados en procesos de mejora, Coaching y desarrollo personal con aquellas políticas de discriminación velada basadas en conceptos autoritarios de gestión empresarial.
"No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente" Virginia Woolf
Javier González, CEO de Magna Coaching