Al encontrarse entre dos parques naturales y el mar Mediterráneo, Roses presenta el marco idóneo para la práctica de todo tipo de actividades al aire libre, entre ellas el senderismo. El contacto con la naturaleza es uno de los grandes atractivos que presenta esta villa marinera, con paisajes de inigualable belleza que conforman la Ruta […]
Dirigentes Digital
| 05 ene 2016
Al encontrarse entre dos parques naturales y el mar Mediterráneo, Roses presenta el marco idóneo para la práctica de todo tipo de actividades al aire libre, entre ellas el senderismo.
El contacto con la naturaleza es uno de los grandes atractivos que presenta esta villa marinera, con paisajes de inigualable belleza que conforman la Ruta de los Olivares, la Ruta Megalítica, el Cap de Creus y Bahía de Roses, Camino de Ronda o las Masías y Cañadas que salpican la región.
Por sus magníficas condiciones naturales, geográficas y climatológicas, la localidad de Roses reúne todos los elementos para la práctica de casi cualquier deporte al aire libre como es el caso del senderismo.
Al norte de la Costa Brava se suceden las distintas `rutas verdes´ que combinan a la perfección con las playas y acantilados situados estratégicamente y que son parte de la razón de ser de esta localidad costera. Desde la propia Oficina de Turismo ofrecen al viajero un completo programa en el que itinerarios, bien señalizados, salen al paso para la práctica de un deporte que cada día gana más adeptos.
Roses se convierte en el punto de partida para conocer la zona de la Masía y Cañadas, una ruta salpicada de los centerarios olivos, pinos y encinas que adornan con su presencia las tradicionales masías. Este circuito, a caballo entre La Trencada, el Mas d´en Berta, Can Ponac o el Cap de Creus, puede recorrerse entre dos y tres horas.
Ruta de los Olivares: De esta área, como su nombre bien indica, se extraen algunos de los aceites con más sabor de la zona. Uno de los atractivos del trazado de esta ruta es descubrir el pino d´en Rahola, la especie más antigua de la región rosense. Además, la tradición arquitectónica continúa presente en este itinerario que alberga una masía que por su relevancia está dentro del Inventario del Patrimonio Cultural Catalán.
El Dolmen de la Creu d´en Corbetella: Es uno de los dólmenes más grandes de Cataluña y el primero de un maravilloso conjunto de monumentos megalíticos que quedan diseminados por las colinas cercanas a Roses. Los muros de piedra seca y los caminos ganaderos son encantos que dan forma a esta ruta.
El itinerario se recorre aproximadamente en dos horas y media, durante las cuales el senderista descubrirá, entre otros reclamos, barracas de piedra seca que servían de refugio a los pastores y de almacén para los útiles del cultivo de la vid.
Cap de Creus y Bahía de Roses: Este recorrido se encuentra dentro del Parque Natural del Cap de Creus, rico en flora y fauna, tanto terrestre como subacuática. Concretamente, se propone el ascenso al Puig Alt (490 metros), uno de los puntos más altos de la zona, desde donde se puede gozar de una de las vistas más espectaculares del Parque Natural: la plácida bahía junto a una costa recortada y salpicada de calas de gran belleza.
Camino de Ronda 1 y Camino de Ronda 2: Ambos senderos, que deben su nombre a las rondas o guardias que han hecho las patrullas, recorriendo la línea de la costa para vigilar el tráfico de embarcaciones, siguen el tramo desde el Faro de Roses hasta la punta Falconera realizando un impás en la playa de la Almadrava, que comunica ambas rutas. Se trata de un paseo agradable en el que, además, se podrá contemplar el islote de Els Brancs, que es el punto de descanso de aves, Cala Lladó (de la que se extraían singulares afloramientos rocosos de mármol blanco) o el Castillo de la Trinitat.
El recorrido finaliza en el enclave estratégico del que a día de hoy existe una completa red subterránea de galerías y pasadizos que emergen a la superficie a través de búnquers, en los cuales se pueden ver las salas de las baterías de tiro y las aberturas por donde sobresalían los cañones. Sin duda, se trata de un verdadero paseo en el tiempo para recorrer siguiendo un itinerario señalizado de poca dificultad por la montaña.