Aunque a principios de verano, el primer incremento del precio del dinero desde junio de 2006 en septiembre era prácticamente un hecho, el derrumbe de la Bolsa china, los temores en torno a su economía y las dudas sobre la recuperación global, han tensado los mercados de tal forma que ahora esta opción sólo cuenta […]
Dirigentes Digital
| 09 sep 2015
Aunque a principios de verano, el primer incremento del precio del dinero desde junio de 2006 en septiembre era prácticamente un hecho, el derrumbe de la Bolsa china, los temores en torno a su economía y las dudas sobre la recuperación global, han tensado los mercados de tal forma que ahora esta opción sólo cuenta con un 30% de probabilidades.
"El argumento a favor de subir los tipos no se centra en el bienestar de los trabajadores, sino de los financieros. La preocupación es que en un entorno de bajos tipos, la irracional búsqueda de retornos de los inversores impulsa las distorsiones financieras. En una economía que funcione correctamente, uno habría esperado que el bajo coste del capital sería la base del crecimiento saludable. En Estados Unidos, se pide a los trabajadores que sacrifiquen su medio de vida y bienestar para proteger a los financieros adinerados de las consecuencias de su propia imprudencia", afirma Stiglitz.
Al mismo tiempo, el economista jefe del Banco Mundial, Kaushik Basu, considera que un hipotético incremento del precio del dinero podría llevar a un proceso de pánico e inestabilidad en los emergentes, por lo que su consejo es aplazar la decisión hasta que el crecimiento mundial esté asegurado.
"La economía mundial parece tan envuelta en problemas que si Estados Unidos se embarca en un movimiento demasiado rápido en el medio de esta situación, siento que esto va a afectar muy negativamente a los distintos países", advierte.
Pero, también hay quien considera que "ha llegado el momento", es el caso de BNP Paribas, para quienes "un repunte de 25 puntos básicos no va a suponer mucha diferencia". O el de Deutsche Bank, cuya recomendación para la Fed es un aumento de 50 puntos básicos en septiembre y mantenerse en esos niveles hasta mediados de 2016. También se adhiere a esta postura Bank of America Merrill Lynch, en cuya opinión, si la autoridad monetaria opta por no llevarla a cabo, en su opinión, "sería una admisión de que Wall Street amenaza con revertir la recuperación en Main Street".
"Para gustos, colores", reza el refrán. De momento, dentro del propio banco central son más las voces que abogan por esperar, pero más allá de las opiniones y argumentos de cada uno, los positivos datos macro de Estados Unidos hacen difícil mantener esta postura. Así que, si finalmente se produce este incremento nos preguntamos ¿qué pasara con los bonos?
Barclays ha examinado las consecuencias de este movimiento en términos de rentabilidades proyectadas totales en una cartera de deuda gubernamental de diferentes vencimientos en un horizonte de un año. Y concluye que, en un escenario de tipos al alza, incluso las carteras de bajo riesgo con bonos del Tesoro de corto plazo podrían sufrir rentabilidades negativas. En Japón y Alemania, los cambios paralelos en las curvas de rendimiento necesarios para retornos negativos son mucho menores que en Estados Unidos o Reino Unido.
"La continúa mejora del mercado laboral debería ser positiva para los mercados financieros, pues mejora las probabilidades de un decisión sobre los tipos y aporta claridad. En este contexto, gana enteros la idea de añadir algún riesgo a nuestras asignaciones de renta fija a través de high yield estadounidense y emergentes seleccionados con monedas fuertes", afirma Markus Allenspach, estratega jefe de renta fija de Julius Baer.