Como ya dijera el portavoz de la Generalitat de Catalunya, Francesc Homs, "Es bueno apostar por cualquier medio privado que tenga la lengua catalana como lengua vehicular". Así lo hace el Gobierno Catalán, que desde que comenzara la crisis económica, en 2008, ha invertido 181 millones de euros en financiar medios de comunicación, una media de 14 […]
Dirigentes Digital
| 08 sep 2014
Como ya dijera el portavoz de la Generalitat de Catalunya, Francesc Homs, "Es bueno apostar por cualquier medio privado que tenga la lengua catalana como lengua vehicular".
Así lo hace el Gobierno Catalán, que desde que comenzara la crisis económica, en 2008, ha invertido 181 millones de euros en financiar medios de comunicación, una media de 14 millones por año. Esta suma se reparte entre subvenciones directas (82 millones) y publicidad institucional (99 millones).
En cuanto a las subvenciones directas, que si entrega el Gobierno Catalán, ya han desaparecido en la mayoría de Comunidades Autónomas españolas. Solo Cataluña, Galicia Andalucía, País Vasco, Asturias y la Comunidad Valenciana, siguen otrorgándolas. Además, la mayoría de estas están concedidas bajo el concepto de apoyo a las lenguas cooficiales.
Cataluña fue la primera Comunidad en ayudar a Medios de Comunicación, y siembre ha sido la más generosa, dedicando una cantidad record a este sector. En total son unos 600 medios de comunicación los que se benefician o se han beneficiado de las donaciones del Ejecutivo catalán. Lo que supone una cifra bastante elevada si se compara con el Gobierno Vasco, que otorgan 140 subvenciones y Galicia, donde solo son 41.
¿Medios dependientes?
De esta cantidad de subvenciones públicas dedicadas a medios privados se desprende un problema ético, que afecta directamente al sentido de deontología profesional. Las subvenciones, concedidas bajo cualquier excusa, suponen, como último fin, un acto clientelar, que termina disminuyendo la libertad de mercado y distorsionando la libre competencia, Además, se establece una relación de dependencia que limita el ejercicio periodístico y en consecuencia la libertad de expresión.
Teniendo en cuenta la complicada situación económica que están atravesando los Medios de Comunicación en España, esto les pone cada vez más en dependencia de las fuentes de financiación. Cuando estas son privadas (ingresos publicitarios), no cabe ningún debate, pero cuando las subvenciones son de carácter público, se puede caer en el grave error de crear un medio al servicio del poder político, un medio institucional.
En cuanto a la situación de la prensa en Cataluña, en medio del revuelo sobre el referendum independentista, estos problemas se agravan. Aunque las ayudas otorgadas por la Generalitat tiene como fin principal la normalización linguística, la estrecha relación entre esta lengua cooficial y el nacionalismo hace que sea necesario preguntarnos, ¿Es solo este un proceso de normalización lingüística?