Innovación y automatización impulsarán la eficiencia y esto se traducirá en "ganancias para las manufactureras", afirman desde ETF Securities Research y Roubini Global Economics. Asimismo, beneficiará a los "trabajadores altamente cualificados, a los consumidores (gracias a unos precios más bajos derivados de unos menores costes de producción)". Mientras que, añaden, "algunas economías perderán, ya que […]
Dirigentes Digital
| 08 jun 2015
Innovación y automatización impulsarán la eficiencia y esto se traducirá en "ganancias para las manufactureras", afirman desde ETF Securities Research y Roubini Global Economics. Asimismo, beneficiará a los "trabajadores altamente cualificados, a los consumidores (gracias a unos precios más bajos derivados de unos menores costes de producción)". Mientras que, añaden, "algunas economías perderán, ya que sus fortalezas tradicionales se convertirán en debilidades (en la fabricación, por ejemplo), pero otras, especialmente aquellas que logren invertir en educación, ganarán".
Llaman la atención sobre el desarrollo en el ámbito energético, tanto en la mejora de la obtención de combustibles fósiles (petróleo y gas de esquisto, arenas petrolíferas, etc.) como en alternativas más limpias. Destacan asimismo los "fascinantes desarrollos de la biotecnología" y señalan a la investigación en células madre y la evolución constante de la tecnología de la información: la web 3.0, las redes sociales, la nube, el big data… Y, como no, los progresos en la robótica y la automatización, pues, según IFR, la demanda de robots industriales aumentó un 23% en 2014 y su desarrollo está despertando el interés en sectores más allá de los fabriles.
Ahora bien, a pesar de los múltiples efectos positivos de estos adelantos, hay un coste, para aquellos no afortunados en compartir las conquistas de la esta nueva era. "Economías enteras están en riesgo de ser desestabilizadas en países que dependen de la fabricación avanzada y de los empleos del sector servicios", afirman.
Si echamos un vistazo al pasado, veremos que durante los últimos 60 años, el número de trabajadores empleados en la industria manufacturera en los mercados más desarrollados se ha reducido notablemente. Por ejemplo, en Estados Unidos la proporción se ha reducido hasta cerca del 10% desde el 30%. Dos son las tendencias que explican este declive: la innovación y la automatización… y la deslocalización.
En general, afirman estos expertos, hasta el momento los países desarrollados han logrado compensar estas pérdidas de empleo del sector industrial absorbiéndolas con varias partes del servicios (educación, salud, gobierno, minorista, servicios financieros e inmobiliarios y transportes).
Según un estudio elaborado en 2013 por Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford, los trabajos con alto riesgo de automatización suponen el 47% de las categorías profesionales tradicionales. Ahora bien, debemos tener en cuenta que la innovación tecnológica dará lugar a mejoras en la productividad y la producción que, a su vez, "traerán consigo una mayor demanda, un aumento del consumo y, con el tiempo, un incremento de ciertos tipos de puestos laborales".
Así las cosas, concluyen: "La educación superior es la mejor protección frente a los cambios en curso, y los países que estén en condiciones de invertir en ella están bien situados para capear la próxima reestructuración del mundo. Para crear una amplia base de prosperidad, los trabajadores necesitan las habilidades necesarias con las que participar de un nuevo paradigma forjado por la economía digital".