Y es que, mientras la aversión al riesgo favorece al oro, las propias dudas que hacen a los inversores huir de la renta variable, también le afectan. Hablamos principalmente de la incertidumbre que genera la desaceleración de China y la política monetaria de Estados Unidos. A esto, debemos añadirle el negativo sentimiento que rodea a […]
Dirigentes Digital
| 29 ene 2016
Y es que, mientras la aversión al riesgo favorece al oro, las propias dudas que hacen a los inversores huir de la renta variable, también le afectan. Hablamos principalmente de la incertidumbre que genera la desaceleración de China y la política monetaria de Estados Unidos. A esto, debemos añadirle el negativo sentimiento que rodea a las commodities, pues, aunque no es una de ellas en sentido estricto, el exceso de oferta y la debilidad de la demanda impactan con fuerza en su valoración.
En este contexto, los expertos de Barclays, por ejemplo, mantienen su previsión para el metal precioso en los 1.075 dólares a cierre del primer trimestre y en los 1.054 para finales de año. No olvidemos tampoco que de forma recurrente en torno al oro planea la sombra de la "burbuja". Aunque, desde Citi, recuerdan que "hay factores psicológicos y de confianza que le otorgan su sobrevaloración. Al final, la desconfianza hacia los activos financieros tradicionales y sobre los riesgos que de ellos se derivan acaba más tarde o más temprano beneficiándole".
Y la volatilidad parece haber llegado para quedarse… Sin embargo, ETF Securities llama la atención sobre la divergencia entre el oro y las mineras de este activo, pues frente al repunte del metal precioso, éstas acumulan pérdidas aproximadas del 7%. Desde un punto de vista histórico, estos valores están baratos, pero, advierten, parece que nos encontramos ante una "trampa de valor".
A primera vista, indican, vemos que cotizan con un descuento con respecto al precio del oro del 79%; mientras que con una rentabilidad por dividendo media del 2,8% las hace una inversión atractiva. Ahora bien, comparadas con el sector minero en general no ofrecen el mejor valor (el retorno por dividendo medio es del 5,5,%). Asimismo, la sostenibilidad de la remuneración al accionista sigue siendo cuestionable, mientras que los costes de producción siguen ampliándose y los márgenes de beneficios estrechándose.
Por otra parte, "la rentabilidad futura de estas mineras es dudosa pues se enfrentan a la peor parte de las reducciones agresivas del capex con cierres ‘antieconómicos’ de minas y presupuestos de exploración restringidos. La era dorada que duró desde 2001 hasta 2011 y recompensó a las compañías por su agresivo crecimiento frente la generación de cash flow, ha erosionado la valoración de las empresas, pues se financiaron con una cantidad récord de deuda".
Por ello, la firma declara su preferencia por el oro físico frente a las mineras, a pesar de que creen que "los precios del metal precioso se verán limitados" por el ciclo alcista iniciado por la Reserva Federal (Fed) y el endurecimiento del dólar. Ahora bien, matizan, "contrariamente a la creencia popular, históricamente el oro tiende a subir en el primer año de subida de tipos".