1. Protegen de la inflación La rentabilidad de las materias primas suele repuntar cuando la inflación registra una tendencia al alza y descender en caso contrario, a diferencia de la renta variable y la renta fija. Otras clases de activos que tradicionalmente se han utilizado como cobertura frente a la inflación, como los activos inmobiliarios […]
Dirigentes Digital
| 19 sep 2016
1. Protegen de la inflación
La rentabilidad de las materias primas suele repuntar cuando la inflación registra una tendencia al alza y descender en caso contrario, a diferencia de la renta variable y la renta fija. Otras clases de activos que tradicionalmente se han utilizado como cobertura frente a la inflación, como los activos inmobiliarios y los bonos ligados a la inflación, presentan actualmente unos precios muy altos, al contrario que las materias primas. Actualmente, a pesar de las presiones deflacionistas, existen indicios que apuntan a un incremento de la inflación.
2. Diversifican el riesgo de la renta variable.
La relación entre las materias primas y la renta variable cambia constantemente. Estas dos clases de activos suelen presentar una correlación positiva (si bien reducida). Sin embargo, mientras las materias primas no estén perfectamente correlacionadas con la renta variable, incluso una pequeña asignación a una cartera con una amplia exposición a las acciones podría dar lugar a una reducción de la volatilidad general. Si tomamos como ejemplo una correlación de 0,2 entre la renta variable y las materias primas, éstas sólo tendrían que generar una rentabilidad de alrededor del 2% anual para mejorar la rentabilidad ajustada al riesgo de la cartera.
3. Una rentabilidad ajustada al riesgo con potencial alcista.
Creemos que existen argumentos para realizar una asignación estratégica a las materias primas, si bien su rentabilidad se encuentra en unos niveles relativamente anémicos. De hecho, las condiciones actuales apuntan a que su tendencia podría mejorar considerablemente.
Las materias primas presentan unas valoraciones históricamente baratas, especialmente en comparación con la renta variable. Además, muchas materias primas están cotizando por debajo de su coste de producción.
Por estas tres razones, Schroders considera que ahora es mejor momento que nunca para exponerse a las materias primas. Eso sí, una implantación efectiva es clave. "Los inversores de gestión pasiva que replican índices bien conocidos se enfrentan a multitud de costes no deseados y otras consecuencias, que los profesionales de la gestión activa pueden evitar o de las que incluso pueden beneficiarse", indican, recordando que ante el reducido nivel de los precios y el escaso interés que despiertan algunas materias primas, nos encontramos en un entorno ideal para que los inversores de gestión activa generen valor.