El QE, el descenso de los precios de la energía, la debilidad del euro y la flexibilización de las condiciones crediticias están favoreciendo en su conjunto el entorno de negociación para las empresas europeas. En un entorno previsto de mejora de beneficios, y con las presiones chinas de por medio, los expertos prevén que muchas […]
Dirigentes Digital
| 05 ene 2016
El QE, el descenso de los precios de la energía, la debilidad del euro y la flexibilización de las condiciones crediticias están favoreciendo en su conjunto el entorno de negociación para las empresas europeas. En un entorno previsto de mejora de beneficios, y con las presiones chinas de por medio, los expertos prevén que muchas empresas europeas revelen balances y flujos de caja sólidos, "lo que conlleva la probabilidad de un nuevo aumento de los dividendos, la rentabilidad del efectivo y las operaciones de M&A".
Pero los inversores deberán ser muy selectivos, fijándose en los fundamentales para encontrar oportunidades dentro de la volatilidad que seguirá dominando el mercado. "En 2016, pensamos que los inversores comenzarán a cuestionar algunas de las políticas adoptadas por los bancos centrales y si estas están contribuyendo al crecimiento u obstaculizándolo", advierten.
E este sentido, insisten en que cada vez son más las opiniones que apuntan al hecho de que, si bien la expansión cuantitativa ha creado el caldo de cultivo para que las empresas realicen empréstitos e inviertan en sus empresas, también ha mantenido a flote una serie de empresas zombis que deberían haber quebrado hace bastante tiempo. "Dicho de otro modo, se ha impedido el curso normal del proceso de destrucción creativa tras la Gran Crisis Financiera y, como resultado, la economía mundial se encuentra ahora sumergida en un exceso de capacidad".
Según indican, los efectos adversos se han multiplicado por la actual ralentización económica de China. Y bajo este escenario, las empresas que ofrecen productos diferenciados y cuentan con unas elevadas barreras de entrada todavía pueden prosperar. "Pero al resto se le complica la existencia", señalan. "El hecho de que el hundimiento de Lehman Brothers ocurriera hace más de siete años también supone que, con toda probabilidad, estemos más cerca de la próxima crisis que de la última. Los inversores deberían tener esto en cuenta a la hora de construir sus carteras para 2016".