Todo comenzó el Gales. Rebecca Gallagher, una joven de Gowerton, no daba crédito a lo que estaba viendo cuando buscó las instrucciones de lavado en las etiquetas de un vestido que acaba de comprarse en una tienda de Primark en Swansea por apenas 12 euros. La joven encontró cosido y escrito a mano el siguiente mensaje: "Obligados […]
Dirigentes Digital
| 30 jun 2014
Todo comenzó el Gales. Rebecca Gallagher, una joven de Gowerton, no daba crédito a lo que estaba viendo cuando buscó las instrucciones de lavado en las etiquetas de un vestido que acaba de comprarse en una tienda de Primark en Swansea por apenas 12 euros.
La joven encontró cosido y escrito a mano el siguiente mensaje: "Obligados a trabajar durante horas agotadoras". Este era el mensaje que supuestamente ha lanzado un trabajador anónimo de la firma de moda low cost (en la foto) y que ha dado la vuelta al mundo.
"No quiero ni pensar que mi top del verano puede estar hecho por una persona agotada trabajando duro durante horas en alguna fábrica de explotación en el extranjero", explicó Gallagher respecto a su hallazgo al 'South Wales Evening Post'. "No tengo ni idea de quién lo puso allí pero ha desbaratado mis argumentos. Me hace pensar que ha sido una llamada de auxilio, para que los británicos sepamos qué está pasando allí", añadió.
La joven de 25 años comunicó a la firma de moda su hallazgo, pero ha sido la repercusión mediática la que ha hecho mover ficha a la compañía. Según señala el 'Telegraph', un portavoz de Primark habría aclarado que este es un hecho aislado y habría pedido a Gallagher ayuda para resolver el misterio. "Estaríamos muy agradecidos de que esta clienta nos enviase el vestido, así podríamos investigar cómo esa etiqueta acabó allí y si hay más problemas que debemos estudiar", habría afirmado el responsable.
La historia se repite
Explicaciones oficiales aparte, esta polémica se suma a la acontecida en el fatídico accidente del Rana Plaza en Bangladesh el año pasado, cuando 1.129 trabajadores de Primark y otras firmas de moda fallecieron en el derrumbe de una fábrica.
¿Hasta dónde llega el límite entre la estrategia de crecimiento de una empresa al mínimo coste y la falta de humanidad y de respeto por los derechos humanos?