Una historia de desencuentros

A principios de febrero, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y el primer ministro griego, Alexis Tsipras llegaron a un acuerdo previo por medio del cual el Eurogrupo aceptaba "hacer el mejor uso de la flexibilidad que ya existe dentro del actual programa" y a cambio pedía a Atenas que ejecute las condiciones pendientes del actual rescate. Sin embargo, unos días después, Europa rechazó un borrador en el que Grecia se comprometían a pedir una prórroga técnica de seis meses como paso intermedio, que permitiría acuerdos posteriores. 

Finalmente, pocos días después, Grecia y Alemania firmaron un texto en el que Atenas pedía la prolongación del rescate por cuatro meses más y aparcaba la mayoría de las exigencias del Gobierno de Tsipras. Una de las condiciones era que Grecia presentase un programa "creíble" de reformas, más allá de la fiscal. 

En abril se intensificaron las negociaciones para que Grecia lograra desbloquear el último tramo del rescate, equivalente a 7.200 millones de euros. El día 24 de este mes se celebró una nueva reunión del Eurogrupo, que como se esperaba, terminó sin el esperado acercamiento de posturas. De hecho, el difícil panorama que se dibujaba para Atenas en cuanto a hacer frente a los pagos pendientes hizo que saltaran los rumores sobre que Tsipras estaría dispuesto a convocar elecciones anticipadas o a organizar un referendum. 

De hecho, tras esta reunión informal del Eurogrupo en Riga, Alexis Tsipras, primer ministro griego decidió hacer cambios en su equipo negociador con la troika para reducir el papel su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis. El viceministro de Asuntos Exteriores, Euclid Tsakalotos, pasó a ser el encargado de tomar el relevo de Varoufakis. El perfil de Tsakalotos, educado en Oxford, se acerca más a lo que piden los miembros del Eurogrupo; en cambio, el ministro de Finanzas heleno había sido duramente criticado por sus homólogos. Este mes, Grecia comenzó a saldar su deuda, haciendo frente a un pago de 460 millones de euros.

Pese a esto, Tsipras mostró su apoyo a su ministro de Finanzas, que a principios de mayo visitó España para reunirse con Luis de Guindos en el Marco de una gira europea para exponer las medidas que su Gobierno estaba dispuesto a implementar. Durante esta visita, Varoufakis declaró estar seguro de que "habría acuerdo con Europa en mayo". 

A finales de mayo, el ejecutivo heleno declaró que este acuerdo estaba "muy cerca", algo que animó por primera vez en muchos meses a las bolsas europeas, que cerraron al alza, ante la presencia de un posible principio de acuerdo. Dentro de este acuerdo, las medidas más destacadas que Grecia pretendía llevar a cabo y que al parecer la UE había aceptado por fin destacaban la reforma del IVA, un objetivo de superávit primario más bajo para el primer año y un paquete de inversiones y medidas para la garantizar la sostenibilidad de la deuda. 

Cuando parecía que llegaba el fin, tuvo lugar un nuevo revés. Un portavoz de la Unión Europea desmintió esta proximidad de la que hablaba el Ejecutivo heleno. 

Mientras tanto, Jean Claud Juncker, presidente de la Comisión Europea declaraba que en breve llegaría una solución para Grecia que, "no pasaba por su salida del Euro". Tsipras, por su parte, culpó a las instituciones por este nuevo alejamiento y por su nueva falta de acuerdo. 

En medio de estas idas y venidas hemos llegado a junio. Sin acuerdo, aunque con unas posturas más relajadas Grecia y Europa continúan su ‘camino’ a la cordialidad. Este lunes Alexis Tsipras presentó un "plan completo y realista" a las "instituciones" (la antigua troika) para poner fin a seis años de crisis. Sin embargo, las propuestas de Europa van por un camino muy diferente, lo que ha hecho que Tsipras no las acepte. De esta manera ha llegado, irremediablemente, el impago. 

El Ejecutivo de Tsipras ha informado al Fondo Monetario Internacional (FMI) de que no le pagará los 305 millones de euros que debía devolverle este viernes. El país tiene que devolver 1.600 millones este mes. Se ha comprometido a devolverlos el 30 de junio.

El retraso en los pagos se produce en mitad de las intensas negociaciones entre Grecia, el BCE, el FMI y los socios comunitarios. Desde el punto de vista estrictamente legal no supone una suspensión de pagos, pero sí un desafío en toda regla.

Estaa solicitud de agrupamiento de pagos al FMI se produce después de que Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea y Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, cenaran el miércoles con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y le transmitieran una propuesta de acuerdo.

La oferta se pergeñó bajo la tutela de Angela Merkel, canciller alemana, y François Hollande, presidente francés, que el lunes se reunieron en Berlín con los máximos responsables de las tres instituciones. Pero esta última propuesta cruza varias de las líneas rojas fijadas por el Gobierno de Syriza, la coalición de izquierda radical que ganó las elecciones griegas de enero. Concretamente, la reforma de las pensiones y la subida del IVA, además de obligar a Atenas a pedir el visto bueno de las tres instituciones para legislar sobre cualquier medida que pudiera poner en peligro el programa de rescate.