El verano también ha llegado a los mercados financieros. Y buena prueba de ello es el aumento de la volatilidad ante la caída en los volúmenes de negociación y la retirada de los grandes inversores institucionales que cierran posiciones durante estas fechas. Los ordenadores y las pantallas de trading quedan ahora algo desplazadas por el […]
Dirigentes Digital
| 31 jul 2014
El verano también ha llegado a los mercados financieros. Y buena prueba de ello es el aumento de la volatilidad ante la caída en los volúmenes de negociación y la retirada de los grandes inversores institucionales que cierran posiciones durante estas fechas. Los ordenadores y las pantallas de trading quedan ahora algo desplazadas por el sol y unas vacaciones que, sin embargo, no impedirán que los inversores sigan pendientes de su evolución.
Eduardo Antón, analista de fondos de Inversis Banco, aconseja que, antes de irse de vacaciones, "es importante que todos los inversores revisen su cartera para tratar de minimizar los movimientos de volatilidad que pueda llegar a haber". En este sentido, el experto recomienda revisar las posiciones de convicción que se puedan mantener en el largo plazo.
Del mismo modo, insiste en que cuando hay un menor volumen de negociación, la volatilidad de los mercados puede ser mayor y se puede trasladar en movimientos más erráticos en nuestra cartera. "Para minimizar estos riesgos es importante fijar niveles de stop loss en aquellas posiciones para que se cierren automáticamente y minimizar así las pérdidas que pueda llegar a haber", explica el experto.
Resulta complicado que un inversor deje de observar cómo evoluciona su inversión durante sus vacaciones. Pero Antón explica que también es importante "limpiar la mente para prepararnos para lo que viene de cara al segundo semestre". En este sentido, considera que de cara a las próximas semanas de verano, la cartera por la que deben apostar los inversores ha de ser de largo plazo. Es decir, que la volatilidad propia de esta temporada no afecte al nerviosismo de los operadores llevándoles a tomar malas decisiones.
José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis, aconsejaba en una reciente entrevista con este medio que los inversores han de fijarse durante estas fechas de mayor volatilidad en las cotizaciones de activos que son indicadores de riesgo, como el precio de los bonos americanos, el precio del petróleo o el del oro. "Si estos dos últimos suben, reflejan un aumento de la tensión, y al revés si los precios caen".
El experto asegura que "desde el punto de vista macroeconómico también hay muchos aspectos a tener en cuenta, como qué va a pasar con los tipos de interés en EE UU, o cuáles serán los próximos pasos del Banco Central Europeo (BCE), así como los próximos resultados de los test de estrés a la banca".
Lo más importante a juicio de los expertos es mantener la calma con una cartera bien diversificada que limite el impacto de la tradicional volatilidad en agosto. La selección es fundamental, apostando por mantener posiciones en liquidez y, en renta variable, por compañías de negocios sólidos, con barreras de mercado y ventajas competitivas además de los tradicionales bajos niveles de deuda.
Si se toman las decisiones correctas, el verano puede ser una etapa muy dulce para las carteras. Más si se observa la evolución del mercado en los últimos años de este periodo. El verano de 2009 la Bolsa subió un 25%, y al año siguiente más de un 14%. 2011 fue la excepción con caídas superiores al 20%, aunque en 2012 y 2013 se recuperó la confianza estival con avances del 35% u el 18% respectivamente.