Tras las decepcionantes cifras de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense en el segundo trimestre del año que se publicaron el viernes pasado, los inversores volverán de nuevo la mirada al calendario macroeconómico. En este sentido, los índices PMI de los sectores manufacturero y servicios, que se publican lunes y miércoles, respectivamente, a ambos […]
Dirigentes Digital
| 01 ago 2016
Tras las decepcionantes cifras de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense en el segundo trimestre del año que se publicaron el viernes pasado, los inversores volverán de nuevo la mirada al calendario macroeconómico. En este sentido, los índices PMI de los sectores manufacturero y servicios, que se publican lunes y miércoles, respectivamente, a ambos lados del Atlántico, centrarán la atención de los inversores en la primera mitad de la semana.
Estos índices, que son indicadores adelantados y, por tanto intentan medir la posible evolución de la economía en los próximos meses, nos darán importantes pistas sobre si el débil crecimiento económico estadounidense en el primero y el segundo trimestres son trasladables al tercero. Señalar respecto a las cifras publicadas el viernes que el consumo personal se mantuvo muy fuerte y fue la caída de los niveles de existencias lo que lastró el crecimiento económico. Dicha caída, sumada a un preocupante descenso de la inversión empresarial podrían indicar una falta de confianza en el sector corporativo, quizás afectado por la cercanía de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En este sentido, los índices PMI nos darán una medida de cómo ven los gestores de compras el futuro inmediato. Por otro lado, y respecto a los índices que se publicarán en Europa, al ser lecturas del mes de julio, los índices que se publican esta semana deben recoger el posible efecto del Brexit en sus lecturas.
Posteriormente, el foco de atención en el calendario económico se dirigirá a los datos de la evolución del mercado laboral estadounidense durante el mes de julio que se publicarán el viernes, y que se espera que sigan mostrando un mercado fuerte. Con una tasa de desempleo ya muy baja, en el 4,9%, será importante analizar las cifras sobre salarios para sacar conclusiones sobre la fortaleza económica detrás de las cifras de empleo. Todas estas cifras influirán en las expectativas de subidas de tipos por parte de la Fed, que el viernes pasado se vieron mermadas tras la publicación del dato del PIB.
Por otro lado, si la semana pasada fue el turno de la Reserva Federal (Fed), que dejó la puerta abierta a nuevas subidas de tipos, y el Banco de Japón (BoJ), cuyas medidas se quedaron cortas respecto a lo que esperaba el mercado, esta semana es al Banco de Inglaterra (BoE) al que le toca actuar. Los mercados financieros están apostando por un recorte de 25 puntos básicos en el tipo de interés de referencia, hasta el 0,25%, y quizás nuevas medidas de política cuantitativa, tras el deterioro de las cifras de confianza que se han publicado recientemente en el país como consecuencia de la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea. No obstante, con unos tipos ya muy bajos (aunque todavía en positivo), y con el BoE poseyendo ya un tercio de la deuda nacional, el margen de maniobra que tiene el BoE para impulsar la economía en caso de que el Brexit deteriore significativamente la situación económica es limitado.
También es importante destacar que esta semana el sector bancario debería respirar aliviado tras la publicación el viernes de unos test de estrés por parte de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) bastante positivos, en los que la gran parte de los bancos europeos muestran niveles de capitalización sólidos. El peor de ellos, el italiano Monte dei Paschi di Sienna, que sí mostraba unos ratios preocupantes, se adelantó el viernes y presentó un plan para recapitalizarse.
Finalmente, señalar que aunque los resultados empresariales del segundo trimestre irán perdiendo protagonismo esta semana, todavía son numerosas las compañías que publicarán los suyos tanto en Europa como en Estados Unidos, lo que podrá ocasionar movimientos en las cotizaciones en los sectores de actividad afectados.