Los expertos de Citigroup lo tienen claro. En caso de producirse un Brexit, los rendimientos del treasury caerían cerca de mínimos, ante la demanda masiva que se produciría, a su juicio, de bonos estadounidenses en busca de refugio frente a las turbulencias. En concreto, los expertos estiman que la rentabilidad del bono a 10 años […]
Dirigentes Digital
| 13 jun 2016
Los expertos de Citigroup lo tienen claro. En caso de producirse un Brexit, los rendimientos del treasury caerían cerca de mínimos, ante la demanda masiva que se produciría, a su juicio, de bonos estadounidenses en busca de refugio frente a las turbulencias.
En concreto, los expertos estiman que la rentabilidad del bono a 10 años estadounidense puede hundirse hasta el 1,5%, incluso antes de la votación ante las últimas encuestas que reflejan el ‘toma y daca’ entre los que apuestan por permanecer en la Unión Europea y los que votarían a favor del Brexit. El rendimiento del treasury se situó en el 1,69% el jueves, y su mínimo histórico lo marcó en 2012 en 1,38%.
A modo de guía, Citigroup ha estudiado el aumento de la demanda de bonos del Tesoro el pasado año, antes del referéndum en Grecia sobre las condiciones del rescate impuestas por Bruselas. En aquel momento, los bonos a 10 años cayeron en el período previo a la votación de julio, para después recuperarse.
En el mismo sentido se muestran los expertos de Axa IM, al recordar que "es de esperar que los rendimientos de la deuda pública en los países core europeos también caigan como resultado de una mayor incertidumbre, beneficiándose de su condición de refugio", advirtiendo que "los diferenciales de crédito, sin embargo, pueden ampliar para las empresas de la UE en un entorno más incierto".
En un reciente comentario, los analistas de Capital Economics, llegaban incluso a restar importancia al impacto que podría tener el Brexit en los mercados, explicando que el Reino Unido seguiría siendo miembro de la UE al menos otros dos años, lo que daría tiempo a negociar y aclarar algunas de las incertidumbres relativas al impacto económico, "en particular a través de los acuerdos que regirían el comercio con el resto del mundo". A corto plazo, recuerdan que los inversores deben tener claro que "Reino Unido sólo representa un 4% del PIB mundial", y si hay Brexit, "los políticos harán un cambio de discurso para tranquilizar a empresas e inversores", sin descartar un ‘apoyo adicional’ para los mercados, como que la Fede deje los tipos de interés en stand by durante más tiempo.
Pero no todos manejan este mensaje tan optimista. Para Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Frères Gestion, el Brexit traería consigo una depreciación de la libra del 20%, además de la recesión técnica para Reino Unido con un coste para el PIB de entre el 2,5% y el 9%.. "La inversión caería, la inflación se aceleraría y el consumo se frenaría ante el encarecimiento de las importaciones, y se dañará la capacidad de las empresas de generar beneficios", lo que impactaría directamente en los inversores. "En caso de Brexit, el Bund alemán se beneficiaría del aumento de la aversión al riesgo", coinciden los expertos.
En caso de Brexit, los analistas de Deutsche Bank consideran que la depreciación de la libra beneficiaría a las exportadoras, recordando que "las empresas del Ftse 100 tienen una cuota de exportación del 80%". Por el contrario, las cotizadas del Stoxx Europe 600 Index,tienen una exposición en ventas a Reino Unido del 10%, recordando que, por ejemplo, los fabricantes de automóviles "podrían ver su beneficio por acción caer entre un 5% y un 14%".
"Es probable que dólar y yen se vean beneficiados por la demanda de ‘refugios seguros’, pero la divisa estadounidense depende mucho más de lo que haga y/o diga la Reserva Federal (Fed)", afirman desde Capital Economics. Asimismo, consideran que
"incluso dentro de los activos del propio país no habrá claros ganadores o perdedores. Una libra más débil favorecerá a los valores exportadores, mientras que las expectativas de un periodo de bajos tipos deberían apoyar a la deuda soberana".
Con todo, reconocen que los impactos negativos a largo plazo se sentirán más en la UE, pues Reino Unido "podría beneficiarse de la demanda de ‘refugios seguros’ en un horizonte temporal más amplio, así como frente a los problemas aún mayores del resto de Europa".