El mercado japonés de renta variable ha tenido un comportamiento claramente inferior al de sus homólogos mundiales en los últimos dos años, a pesar de los avances experimentados en la segunda mitad de 2019.
Aunque hay señales provisionales que apuntan a una estabilización en el crecimiento global, y a pesar del acuerdo comercial que en principio han alcanzado Estados Unidos y China, los aranceles y los obstáculos económicos y políticos que aún quedan para poder llegar a un acuerdo más amplio hacen mella en nuestra confianza sobre un posible rebote de la bolsa nipona.
Además, la persistencia de las tensiones comerciales no sólo entre China y Estados Unidos, sino también entre Japón y Corea del Sur, tiene implicaciones para las cadenas de suministro mundiales y para el gasto corporativo.
A nivel local, el impacto negativo de la subida del IVA de octubre ha sido uno de los principales focos de atención, lo que ha frenado el gasto doméstico.
En un escenario en el que, de momento, el Banco de Japón se mantiene al margen tras mantener sin cambios los tipos en su reunión de octubre incluso en medio de las preocupaciones por el crecimiento, el gobierno ha anunciado un paquete de gastos de ¥13,2 billones ($121.000 millones).
Sin embargo, sólo un tercio de estos fondos se han asignado al presupuesto adicional, y el resto se distribuirá a lo largo de varios años, lo que reducirá el valor de la inversión. Hay que tener en cuenta que el gobierno tiene que equilibrar la revitalización económica con la gestión de la sostenibilidad de la deuda del país.
El curso del ciclo industrial sigue siendo un asunto crítico para los inversores. Aunque los inventarios parecen más ajustados, el sentimiento negativo del sector manufacturero apunta a una recuperación en forma de L, más que en forma de V.
En caso de que el impulso del ciclo industrial se recupere, la renta variable japonesa sigue siendo una buena jugada táctica. La práctica de devolver efectivo a los accionistas está ganando terreno rápidamente.
Sin embargo, si en medio de las disputas comerciales Estados Unidos avanza hacia un entorno de fin de ciclo, el Banco de Japón podría tener dificultades para contener la apreciación del yen. Esto afectaría negativamente al rendimiento de la renta variable.
Dadas estas incertidumbres, los inversores deberían centrarse en empresas con perspectivas de crecimiento independientes. Vemos dos áreas a las que hay que dirigirse: compañías que no dependen de estímulos externos y empresas diversificadas que cuentan con ingresos no discrecionales procedentes del extranjero.
Entre las empresas nacionales, las que están mejor posicionadas para crecer a pesar de las condiciones macroeconómicas serán las más eficientes y productivas. El fabricante de productos para el cuidado de la piel Shiseido* está llevando a cabo un programa de reducción de costes que está en marcha a pesar de continuar con su proceso de expansión.
Al mismo tiempo, los inversores deben buscar empresas que se hayan diversificado geográficamente fuera de sus fronteras para mitigar la dependencia de su mercado interno. Una empresa como Pigeon* – fabricante de productos para bebés – se está beneficiando de áreas de crecimiento ligadas al aumento de las clases medias en China y en el sudeste asiático.
Las empresas con balances sólidos y con unas importantes cuotas de mercado son las que mejor pueden impulsar su propio crecimiento y mantener el pago de dividendos. También pueden usar los bajos tipos de interés para impulsar las fusiones y adquisiciones que favorecen el crecimiento.
Por ejemplo, la aseguradora Tokio Marine* está en el proceso de adquisición de una firma con sede en Estados Unidos para acceder al mercado de clientes con alto nivel adquisitivo. Por otra parte, el especialista en climatización Daikin* ha comprado un fabricante europeo de congeladores; y Nippon Paint Holdings* ha adquirido el negocio líder de pinturas decorativas en Australia.
Después de varias señales equívocas, estamos viendo un fuerte impulso de las reformas del gobierno corporativo. Esto podría aumentar el atractivo de Japón como mercado para invertir y contribuir al mismo tiempo a desbloquear el inmenso valor que se atesora en los balances sobrecapitalizados de las entidades niponas.
La comprensión de los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) permite a los inversores evaluar la sostenibilidad del modelo de negocio de una empresa y su capacidad para prosperar. Estos mecanismos serán claves para identificar a los ganadores y perdedores de Japón tanto este año como en el futuro.
*Las acciones marcadas en negrita forman parte de nuestro fondo Aberdeen Standard SICAV I – Japanese Equity Fund
2020-01-10 07:00:52