En un momento en que la incertidumbre sobre la recuperación post-covid y su correspondiente política monetaria se unen a los temores por la alta inflación, los inversores deben ser conscientes de cuáles son las megatendencias de inversión que van a marcar la pauta en un futuro y cuáles son sus perspectivas. Una de ellas es […]
En un momento en que la incertidumbre sobre la recuperación post-covid y su correspondiente política monetaria se unen a los temores por la alta inflación, los inversores deben ser conscientes de cuáles son las megatendencias de inversión que van a marcar la pauta en un futuro y cuáles son sus perspectivas. Una de ellas es la ciberseguridad, que aglutina ventajas e inconvenientes a la hora de apostar por las empresas de este sector.
La ciberseguridad o seguridad en la red es, a día de hoy, esencial para las empresas y se corona por lo tanto como un área de megatendencia de inversión a tener en cuenta.
Tanto es así que los números ya registran que los ataques de ciberseguridad es el principal riesgo a nivel mundial según las empresas, por encima incluso de la pandemia Covid-19 y la escasez de suministros. Así lo señala el Barómetro de Riesgos de Allianz 2022, la encuesta anual de Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS), que pone de manifiesto las opiniones de 2650 expertos en 89 países y territorios, incluidos los CEOs, gestores de riesgos, brokers y expertos en seguros.
Y es que cabe destacar que, según el estudio de la gestora, estos incidentes cibernéticos que encabezan la lista de riesgos empresariales lo hacen por segunda vez en toda la historia de la encuesta, concretamente en un 44% de las respuestas obtenidas.
Los riesgos que les siguen son los lucros cesantes, que suponen el 42% de las encuestas, y los desastres naturales, que obtienen el 25% de las respuestas.
Ante estas cifras, para muchos expertos, analistas e inversores es más que acertado pensar que, si bien pueden existir ciertos riesgos de inversión, lo cierto es que la ciberseguridad y sus empresas suponen un negocio próspero y constante.
“Debemos recordar que ya existen ciertas tendencias que pueden no ser muy sensibles a los cambios en las políticas de tipos de interés. Una de ellas es el cambio del hardware “en las instalaciones” al cloud computing, donde muchas empresas pueden obtener eficiencias y beneficios de costes. Estos cambios requieren paquetes de seguridad diferentes y actualizados, y se espera que continúen hasta 2022”, explica Christopher Gannatti, jefe de análisis de WisdomTree, que añade: “El riesgo clave, tal como lo vemos, es que: si bien muchas compañías de ciberseguridad enfocadas en la nube obtuvieron en los últimos años una rentabilidad increíble en el precio de sus acciones, sus valoraciones podrían ajustarse en caso de que aumenten los tipos de interés por más de que continúe el crecimiento de sus ingresos. Es así como, al pensar acerca de la megatendencia de ciberseguridad, podría ser importante pensar más allá de simplemente las rentabilidades de 2022”.
Pero, aunque las empresas tecnológicas en general hayan experimentado un crecimiento durante la pandemia, lo cierto es que 2022 se presenta con unas perspectivas de generación de ingresos netos bajos o incluso negativos.
“Hay pocas megatendencias como la ciberseguridad en este sentido: en la inteligencia artificial (IA), por ejemplo, puede haber muchas razones para usarla o muchos beneficios, pero sigue siendo una opción. Sin embargo, realmente no hacer nada en ciberseguridad ya no es una opción, por lo que se convierte más en una cuestión de los servicios específicos a utilizar y las empresas específicas con las que trabajar”, añade el experto.
El entendido recalca que en lo que respecta a las empresas de ciberseguridad, estamos ante un sector potencial al crecimiento masivo.
“Se estima que, en 2020, el gasto en cloud computing, específicamente en infraestructura como servicio (IaaS) y plataforma como servicio (PaaS), fue de $106.4 mil millones, mientras que para 2023[1] se espera que crezca a $217.7 mil millones”, concreta el analista de WisdomTree y añade: “Ahora, las cargas de trabajo en la nube deben protegerse, pero: ¿cuánto gasto se estima en el elemento de ciberseguridad? En 2020, el mismo fue de aproximadamente $1.2 mil millones, y para 2023, se estima que será de $2.0 mil millones. Eso significa que, en 2023, es posible que el gasto de seguridad en la nube sea menos del 1% del gasto de servicios en la nube”.
De esta manera, se estima que el gasto en seguridad debería estar más cerca de una cifra de entre el 5 y el 10% de un presupuesto de tecnología de la información dado. “Esto significa que sería más razonable ver que el gasto de seguridad en la nube alcance en 2023 una cifra de $12.4 mil millones, lo que sería una magnitud de crecimiento de aproximadamente 10 veces en relación con la estimación mencionada precedentemente para el gasto de 2020. Aunque no haya garantía de que el gasto alcance este nivel, se está discutiendo claramente el concepto de que las empresas deben tomar el tema más en serio”, precisa.
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