A la hora de invertir podemos cometer muchos errores que lastrarán la rentabilidad de nuestra cartera. Por eso, el analista Philipp Vorndran señala algunos de las trampas más comunes.

La primera de ellas es confiar en que todo seguirá igual. Es decir, es un fallo que se produce al hacer una observación del futuro teniendo en cuenta la tónica del presente. Esto es un error grande porque los bancos centrales no pueden solucionarlo todo y siempre llega la volatilidad. Por ejemplo, en el contexto actual podríamos pensar que los índices americanos van a seguir alcistas, pero realmente no sabemos con total certeza qué puede pasar en los próximos meses. Por otro lado, y tal y como señala Vorndran otro riesgo es el de invertir con miedo pensando que la próxima crisis “está a la vuelta de la esquina”.

La solución, según el analista es sencilla: “construir una cartera robusta”. Nadie puede prever el rally de un determinado activo y la crisis de otro. Pero, teniendo una cartera lo suficientemente fuerte se pueden luchar contra esos riesgos.

Otra trampa frecuente es la de seguir el instinto de la manada y no controlar el timing. Es decir, el error es seguir a las masas. Cuando por ejemplo un activo está en medio de un rally o al final de él los medios suelen hacerse eco y los inversores se lanzan a por ese activo. Esto generalmente no suele dar buen resultado. Por otro lado, intentar entrar en el mejor momento del mercado (comprar cuando es barato) para salir en el mejor momento (vender cuando está en sus niveles más altos) es una estrategia perfecta, pero que no funciona en la vida real, ya que es algo desconocido. Por eso, Vorndran aboga por la inversión a largo plazo para solucionar este segundo error.

El tercer error es más psicológico. Suele suceder cuando confiamos demasiado en nuestro instinto y en nuestra opinión. Además, tendemos a buscar noticias que nos respalden nuestra teoría. Pero, antes de invertir en un activo lo importante es dejar la subjetividad a un lado y valorar el escenario positivo y el negativo.

Las tres claves para evitar los errores son: construir una cartera robusta, que se capaz de soportar grandes rallys y grandes caídas; invertir a largo plazo; y por último, valorar todos los escenarios posibles que pueden darse con un activo determinado.